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viernes, 27 de junio de 2014

EXIJO LA RENUNCIA DE RAMÓN VARGAS. Carta abierta al Secretario de Educación Pública

27 de junio de 2014


Secretaría de Educación
Lic. Emilio Chuayffet Chemor
Secretario de Educación
P R E S E N T E


Señor Secretario, por este conducto exijo la INMEDIATA DESTITUCIÓN DEL CARGO DE DIRECTOR DE LA ÓPERA DE BELLAS ARTES DEL SEÑOR RAMÓN VARGAS, colaborador dependiente de la Secretaría a su cargo, por el enorme número de irregularidades cometidas, quien además, después de un año de “ejercer” el cargo para el cual se le nombró, ha dado suficientes pruebas de ser la persona inadecuada para tal encomienda.
Desde que asumió su cargo, en mayo de 2013, el señor Vargas no ha despachado en sus oficinas de manera regular, sino en contadas ocasiones y suele aparecerse sólo cuando le viene en gana, generando altos gastos en viáticos extra que lo trasladan desde sus estancias en Europa, sin que haya en los hechos un verdadero titular a cargo de la principal institución responsable de la ópera en México. Ese hecho debería ameritar algún tipo de extrañamiento, pues no recuerdo en toda mi vida el caso de un solo funcionario que haya gozado del privilegio que él: cobrar sin estar jamás presente en su oficina ni cubrir horario alguno.
Por si esto no fuera suficiente, a más de un año de haber asumido su cargo, el señor cínicamente reconoce, en una entrevista difundida por la Agencia Reforma (19/06/14), no conocer los estatutos de la dependencia a su cargo, guiándose por un nebuloso conocimiento de lo que él cree son sus responsabilidades y oportunidades como cantante en activo. Cito sus palabras, para su debido conocimiento:
A pesar de que voy a seguir yendo a trabajar a las oficinas, para que no haya esa situación de la doble contratación, o yo qué sé, ni sé bien cómo son los estatutos, pero para evitar cualquier situación y porque creo que es correcto, voy a quitar 5 mil dólares de mi contratación en las óperas” [énfasis mío].
Me parece escandaloso que el señor Ramón Vargas lleve más de un año en su cargo, y reconozca que no se ha dignado revisar cuáles son las obligaciones y responsabilidades de su cargo, y actúe en total ignorancia de las consecuencias que sus actos podrían tener para la imagen de la institución y de la administración pública a la cual él representa.
Además del cinismo, señor secretario, su subalterno está violando flagrantemente la LEY FEDERAL DE RESPONSABILIDADES DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS, que en su CAPITULO I Sujetos y obligaciones del servidor público, ARTÍCULO 47, dice textualmente:
Todo servidor público tendrá las siguientes obligaciones, para salvaguardar la legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia que deben ser observadas en el desempeño de su empleo, cargo o comisión, y cuyo incumplimiento dará lugar al procedimiento y a las sanciones que correspondan, sin perjuicio de sus derechos laborales, así como de las normas específicas que al respecto rijan en el servicio de las fuerzas armadas:
XVI.- Desempeñar su empleo, cargo o comisión sin obtener o pretender obtener beneficios adicionales a las contraprestaciones comprobables que el Estado le otorga por el desempeño de su función, sean para él o para las personas a las que se refiere la fracción XIII;
XXIII.- Abstenerse, en ejercicio de sus funciones o con motivo de ellas, de celebrar o autorizar la celebración de pedidos o contratos relacionados con adquisiciones, arrendamientos y enajenación de todo tipo de bienes, prestación de servicios de cualquier naturaleza y la contratación de obra pública, con quien desempeñe un empleo, cargo o comisión en el servicio público, o bien con las sociedades de las que dichas personas formen parte, sin la autorización previa y específica de la Secretaría a propuesta razonada, conforme a las disposiciones legales aplicables, del titular de la dependencia o entidad de que se trate. Por ningún motivo podrá celebrarse pedido o contrato alguno con quien se encuentre inhabilitado para desempeñar un empleo, cargo o comisión en el servicio público.
El señor está violando todos los puntos de la ley antecitados, en losm siguientes aspectos: Él, como director de la Ópera de Bellas Artes (OBA) programó la obra EL TROVADOR para escenificarse los días 29 de junio, 1, 3 y 6 de julio en el recinto del Palacio de las Bellas Artes; como titular de la OBA seleccionó el reparto, y en éste, se autoasignó el papel protagónico, asignándose, asimismo, un salario adicional al suyo como funcionario, del cual no sabemos cuánto va a cobrar, pero sobre el cuaL, EN LA MENCIONADA ENTREVISTA, ha señalado que hará el descuento respectivo, creyendo que con eso ya no contraviene la normatividad o, en el peor de los casos, evitará una posible sanción por hacerlo. Se equivoca cabalmente. Viola además la Ley del trabajo al decir que cobrará en dólares, cuando en México la moneda oficial es el peso, además de contravenir el mandato de transparencia por el cual es conocida esta Administración pública a la cual él pertenece.
El cinismo del señor Vargasn en la entrevista antecitada abarca muchos aspectos, y sólo muestra su inconsciencia y su nulo criterio como servidor público. Por un lado dice, y cito: “El tenor Ramón Vargas se defiende: no viene a quitarle trabajo a nadie con la funciones de El trovador”. Además de violar la ley antes citada, sí le quita el trabajo a otros cantantes que podrían hacer el papel que él mismo se autodesignó, cobre o no cobre. Si cobra, muy mal hecho, porque viola la ley. Si no cobra, peor, porque se llama competencia desleal. En el de que el señor no cobrara (como nos quiere hacer creer), sí recibe beneficios adicionales, correspondientes a la autopromoción y a la posibilidad de obtener contratos o intercambios adicionales en el extranjero por el ejercicio ostensible de su cargo, ya que además, al ser un cantante en activo y pertenecer a una agencia lírica, ha echado mano de ella con frecuencia para conformar los elencos de la OBA, lo cual, en su caso de cantante-directivo, genera un inocultable conflicto de intereses.
Adicionalmente, debo indicar que el señor Vargas ha violado constantemente los artículos citados no sólo porque el año pasado estuvo a punto de auto-contratarse para una producción lírica, como ha terminado por hacerlo para dos en este año, y bajo una excusa de último momento se “desligó” de las funciones, sino que además ejerce el nepotismo al promover a su sobrina, Leticia Vargas, quien aparece en los programas de mano con el nombre artístico de Leticia de Altamirano, con dinero del erario público.
No es el único funcionario de esta Administración de la OBA que promueve a familiares o gente allegada. Varios de sus subalternos hacen lo mismo. Y no sólo eso. Igual que el señor Vargas, que jamás está en su oficina para resolver o atender las problemáticas diarias de sus grupos artísticos, sus subalternos hacen lo mismo. La señora y cantante en activo, Encarnación Vázquez, así como el también barítono en activo Jesús Suaste, coordinador artístico del Estudio de la OBA y con los estados de la república, aprovechan sus cargos para auto-promoverse y colocarse en la programación de diferentes orquestas financiadas por el Estado, al tiempo que “despachan” en OBA.
En el colmo del cinismo, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina Cepeda, afirmó, en una entrevista para el diario El Universal, lo siguiente: “Contar con la presencia de Ramón Vargas es ganar-ganar, pues lo tenemos como artista y como participante en el desarrollo de la ópera en nuestro país”.
No necesito recordarle, señor Secretario Emilio Chuayffet, el escándalo de esta semana por el abierto conflicto de intereses de la señora Purificación Carpinteyro en torno a la reforma en telecomunicaciones. Que la titular del INBA justifique la participación del señor Ramón Vargas en una producción que él mismo selecciónó, programó, se auto-contrató y se auto-asignó un pago que nadie sabe de cuánto va a ser, equivale a afirmar que con la señora Carpinteyro el debate sobre dicha reforma será “ganar-ganar”. Me escandaliza la forma en que sus subalternos violan la ley en público y ni siquiera se sonrojan.
Por todo lo anterior, señor secretario, apelo a su sensibilidad y al respeto a las leyes emanadas de nuestra Constitución Política, para que sea destituido e inhabilitado de la función pública el señor Ramón Vargas y su equipo de colaboradores cercanos, por las evidentes irregularidades en su gestión, arriba descritas.


Le saluda, cordialmente,

José Manuel Recillas