Joaquín Rodrigo (1901-1999) compuso este hermoso concierto para guitarra y orquesta en el año de 1939 en Francia, es su obra más popular, la que le da fama y prestigio internacional, el segundo movimiento es la música española más conocida de todos los tiempos, la más tocada y grabada, ha sido objeto de varias adaptaciones algunas muy desafortunadas. Esta obra fue compuesta en honor a los jardines del palacio real de Aranjuez ciudad situada a cuarenta y ocho kilómetros al sur de Madrid, a orillas del Tajo. Irónicamente Rodrigo nunca vio esos jardines por padecer ceguera desde los tres años, causada por la difteria. En 1991 el rey Juan Carlos I, le otorgó a Joaquín Rodrigo el título nobiliario de Marqués de los jardines de Aranjuez, distinción que se suma a una larga lista de premios y reconocimientos. Con este concierto el maestro Rodrigo logró la dignificación definitiva de la guitarra como instrumento de concierto, pues anteriormente era considerada casi exclusivamente como un instrumento popular. Además de música para guitarra Rodrigo compuso otros conciertos, canciones y obras para diversos instrumentos.
El guitarrista mexicano Jaime Márquez (1955) tocó el concierto de Aranjuez en el Palacio de Bellas Artes el 25 y 27 de noviembre pasados, acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) bajo la conducción del joven director búlgaro Rossen Milanov. La principal dificultad que presenta esta obra es acústica pues la guitarra tiene un sonido muy suave como para llenar una sala como la del Palacio de Bellas Artes y dialogar de tú a tú con la sinfónica, por más que la orquestación de Joaquín Rodrigo es muy suave y cobija en todo momento al solista y que la dotación orquestal diseñada por el autor para esta obra es pequeña, hay pasajes en los que la guitarra no alcanza a escucharse. La solución en todo el mundo, ha sido amplificar discretamente el sonido de la guitarra cosa que los puristas consideran una abominación. No podemos esperar que en vivo el concierto de Aranjuez se escuche como en las grabaciones donde el balance es perfecto.
En 1984 en Madrid toqué por primera vez este concierto, acompañado al piano, fue mi examen profesional, (comenta Jaime Márquez para Proceso y añade:) la primera vez con orquesta fue en 1988 con la Sinfónica de Guanajuato. Desde entonces lo he ejecutado con casi todas las orquestas mexicanas. Recuerdo una vez en Leningrado, ese concierto prácticamente no se conocía, algunos maestros de la orquesta habían escuchado la melodía del segundo movimiento, y tal vez haya sido yo el primero si no de los primeros en tocar en vivo el concierto de Aranjuez en la hoy San Petersburgo।
Jaime Márquez tocó con un aplomo envidiable en una tarde muy fría que lo obligaba a frotarse las manos constantemente. Hubo magia y poesía en esa ejecución, el maestro Rossen Milanov logró un justo equilibrio sonoro, lo acompañó y cuidó en todo momento lo que dio por resultado un Aranjuez de los más bellos que hemos escuchado en vivo, que no es poca cosa considerando que es, a decir de Márquez, probablemente el concierto para guitarra más difícil que se ha escrito, título que compite con el de Heitor Villa Lobos.
Jaime Márquez ha sabido como pocos, conciliar su exitosa carrera de concertista con la de funcionario cultural; actualmente es director de programación del Festival Internacional Cervantino, cargo muy demandante pero que no le impide continuar con sus conciertos que lo posicionan como uno de los más solventes guitarristas mexicanos. Su próximo compromiso será en enero: el “Concierto Madrigal” para dos guitarras del propio Rodrigo con la Sinfónica de Yucatán y Cecilio Perera en la guitarra segunda.
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