Con motivo del noventa aniversario de la creación de la SEP, hace unos días fue ofrecido un concierto de gala en el Palacio de Bellas Artes. Luego de discursos y la proyección de un documental, escuchamos la Orquesta Sinfónica Juvenil Carlos Chávez (OSJCCH) dirigida por su titular, el maestro Enrique Barrios. En el programa integrado por música mexicana (no podía ser de otra manera) desfilaron obras como el Danzón 2 de Márquez, La noche de los mayas de Silvestre Revueltas, Bosques, y el inefable Huapango, ambas de Moncayo, amén de canciones de Greever y Agustín Lara que figuraron entre los encores.
¡Ciento cincuenta músicos en escena! De pronto tuvieron problemas con el espacio. El sonido era espectacular. No es que la OSJCCH sea tan grande, se trata de dos orquestas: la del elenco A, donde tocan jóvenes de hasta 24 años, y la del elenco B con integrantes de hasta de 30. Esta flamante filarmónica juvenil es la punta de lanza de las agrupadas bajo el Sistema Nacional de Orquestas, sustentado por el Sistema Nacional de Fomento Musical de CONACULTA, que a su vez, junto con el INBA forman parte de la Secretaría de Educación Pública. Es la única agrupación sinfónica mexicana donde la permanencia de sus músicos está condicionada a su edad, por lo que la orquesta se renueva constantemente. En ella se perfeccionan los jóvenes músicos, que podrán integrarse más tarde a las diversas filarmónicas del país. Y la verdad ¡qué bueno! Es de celebrarse, pues en el pasado, cuando una orquesta requería de un hábil atrilista simplemente lo importaba, lo cual se entiende por la premura, pero la solución óptima es formar en México a los músicos del mañana, y de eso precisamente se ocupa el Sistema Nacional de Fomento Musical, amén de dar becas a los jóvenes, y una opción sana de entretenimiento y capacitación durante los difíciles años de la adolescencia.
Bajo la experimentada batuta del maestro Enrique Barrios la orquesta no podría sonar sino muy bien, y eso nos llena de entusiasmo. Cantaron los finalistas de Ópera Prima ─otro proyecto de CONACULTA─ y se dio uno de los más gratos momentos de la noche: Leticia de Altamirano, quien cantó Júrame, de María Greever, canción tradicionalmente reservada para los tenores, la novel soprano le dio una dimensión nueva y refrescante.
Una noche memorable donde asistieron las principales autoridades culturales del país. El propio titular de la SEP Alonso Lujambio, la presidenta de CONACULTA Consuelo Saizar, la directora del INBA, Teresa Vicencio, además de muchos directores y subdirectores de cada una de esas dependencias. ¿Y el Conservatorio? ¿No debieron haber tocado la orquesta y coro del CNM en este evento? La triste realidad es que en CNM está pasando quizás por su etapa más obscura. No será fácil restituirle su antiguo esplendor, pero es imperativo hacerlo a la brevedad.
En esta ciudad tan caóticamente grande, debería haber en cada una de las 16 delegaciones, una orquesta sinfónica profesional que ofrezca a sus pobladores conciertos de primer nivel, a más de ser una fuente de trabajo para los jóvenes que egresan del Sistema Nacional de Fomento Musical, que dicho sea de paso también cobija a bandas y coros juveniles en todo el país, un esfuerzo titánico cuyos magníficos frutos ya están a la vista. Enhorabuena.
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