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miércoles, 6 de julio de 2011

Mario Iván Martínez, por Mauricio Rábago Palafox

Mario Iván Martínez
Mauricio Rábago Palafox


“Música en la Obra y el Tiempo de Shakespeare” es el título del asombroso espectáculo que Mario Iván Martínez ofreció durante cinco sábados en la Capilla Gótica del Centro Cultural Helénico, acompañado al laúd por el maestro Antonio Corona. En mayo de 2003 este par de músicos notables grabaron en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM el disco compacto que contiene esta música. Al escucharlo nos quedamos con la rara sensación de haber apreciado algo muy cercano a la perfección. El estilo es perfecto, como lo es la pronunciación del inglés británico antiguo, la musicalidad, afinación, el laúd… todos los más mínimos detalles están cuidados al extremo, el resultado una grabación muy difícil de superar, del más alto nivel internacional. Ahora ocho años después se presentan en el Helénico, patrocinados por Conaculta y el propio Centro Cultual Helénico con esas mismas piezas pero más maduras, entendidas y asentadas, y ahora escenificadas. Mario Iván intercala fragmentos de obras de Shakespeare en nuestro idioma, y explica, actúa, escenifica y llega al alarde de interpretar por ejemplo, un diálogo entre Romeo y Julieta: ”Sal, hermoso sol, y mata de envidia con tus rayos a la luna, que está pálida y ojerosa porque vence tu hermosura cualquier ninfa de tu coro”…

En el estuche de piedra gótica que es la Capilla del Helénico, nos transportamos a la época Isabelina a través de las canciones que el propio Shakespeare incluyó en obras suyas como Otelo, Hamlet, Romeo y Julieta, Noche de epifanía, Las alegres comadres de Windsor. Shakespeare y su teatro fueron el sello distintivo de su época: la isabelina, y aún hoy siguen vigentes. Los textos elegidos por Mario Iván sirven de cohesión entre las piezas musicales. El actor y cantante interpreta lo mismo a Desdémona de la tragedia de Otelo y canta la canción del sauce “The willow Song” o el inmortal Greensleves. A ratos el maestro laúdista nos entrega algún solo del siglo XVI surgido del libro de laúd de John Dowland. Abre Mario Iván su baúl, extrae de ahí una gorra o una peluca y ya se convierte en otro personaje como el malvado Yago, que busca inculpar al Casio en una borrachera: “And let me Canakin clink”.

Mario Iván Martínez estudió actuación y música en Londres, auspiciado por una beca del Consejo Británico y en México se formó actoralmente bajo la tutela de Julio Castillo y Héctor Mendoza. Lo mismo podemos verlo en alguna telenovela (El vuelo del águila) que en el cine (Como agua para chocolate) que en teatro o cantando sólo o con el grupo Ars Nova (cuarteto vocal).

Como músico y cantante, lo suyo es la música antigua y no tiene rival. Su voz no es precisamente la de contratenor, es un tenor ligero que al subir al registro agudo pasa magistralmente a la voz de cabeza o falsete como lo hacía Antonio Molina, aquel genial intérprete de flamenco. Mario Iván ha sido merecedor de innumerables reconocimientos por su refinado trabajo.
Realiza además una gran labor como Cuentacuentos y presentador de conciertos familiares con la Sinfónica Nacional. Ha grabado toda una colección de audio libros para niños y jóvenes que consta ya de 19 volúmenes e incluye fábulas, cuentos clásicos europeos y leyendas mexicanas. Por este trabajo fue distinguido con el Premio Nacional Alas de Plata por difundir arte y cultura entre los niños.

Enhorabuena a este singular y refinado artista.

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