free counters

martes, 22 de mayo de 2012

"Die Frau ohne Schatten" (La mujer sin sombra)

por Mauricio Rábago Palafox
“Die Frau ohne Schatten” (1919) es el título de esta ópera de Richard Strauss (1864 – 1949)

Quien no tiene nada que ver con los austriacos Johann Strauss padre o hijo, dinastía vienesa, los reyes del vals.

Richard  Strauss es bávaro, nació en München, Alemania.
La mujer sin sombra es una ópera en tres actos con libreto del poeta Hugo von Hofmannsthal. Le llevó al compositor 10 años escribirla. Es su sexta ópera y la cuarta colaboración con Hofmannsthal (Elektra, El caballero de la rosa, Ariadna en Naxos). Se estrenó en la Staatsoper de Viena y a causa de su extensión, argumento enredado que supone una compleja puesta en escena, y sobre todo dificultades vocales casi infranqueables no se convirtió en favorita del público ni de las casas de ópera, pero sin duda es la mejor y más aventurada de cuantas óperas compuso Strauss cuyo montaje supone una superproducción, y súper presupuesto, (10 millones de pesos) que involucra el trabajo de casi cuatrocientas personas dentro y fuera del escenario, no se había estrenado en México y de hecho se representa poco en otros países.



Sergio Vela se dio a la tarea titánica de asociar intereses, presupuestos y voluntades y logró lo que se hubiera antojado imposible estrenarla en nuestro país el 3 de mayo de 2012, y a lo grande; una producción de primer mundo.  Para dirigirla se contó con la complicidad y el entusiasmo del concertador Guido María Guida quien ya había colaborado con Vela en las cuatro óperas Wagnerianas del Anillo de los Nibelungos, y es garantía de calidad. La orquesta es de más de 100 músicos (se contrataron 20 refuerzos) hay 14 solistas, tres coros, coro de niños.



El argumento es muy complejo y abreva en las antiguas leyendas persas e hindúes de gran riqueza y admite varias interpretaciones. Es un cuento de hadas donde hay un proceso iniciático en los protagonistas que los conduce al perfeccionamiento moral, y en eso nos recuerda a La flauta Mágica de Mozart, la moraleja de la obra evidentemente es la procreación como resultante del amor conyugal.  Sergio Vela introdujo al principio de cada acto un narrador que explica los pormenores de la obra, y eso ayuda, además del atinado y siempre experto supertitulaje de Francisco Méndez Padilla.
La masa sonora de la obra supera a la de Wagner, hay instrumentos en los palcos, también coristas, una banda interna en los palcos del tercer piso y todo ello es una vorágine sonora de lo más disfrutable, una oportunidad única para apreciar en nuestro propio teatro de Bellas Artes esta belleza operística, increíblemente dramática, a veces el tejido orquestal se adelgaza y entramos en el campo de la música de cámara, cuenta esta ópera con cinco interludios orquestales que son una belleza, solo de cello, de violín, uso de las castañuelas y de la celesta, uns sección de metales que haría palidecer a las del sinfonista Anton Bruckner. A menudo en el transcurso de la obra, el resultado musical nos lleva a sonoridades extrañas.  Con esta masa orquestal frecuentemente grandiosa, los cantantes deben tener voces de acero, con un gran volumen y una resistencia a prueba de todo, simplemente para no ser opacados.

Al ser entrevistados tanto el director orquestal Guido María Guida como el bajo Mexicano Noé Colín (indiscutiblemente el triunfador de la noche) coinciden en señalar que es la partitura más difícil y compleja a que se habían enfrentado en su carrera, por lo que merecen un gran aplauso los músicos de la orquesta pues estuvieron a la altura del as exigencias de la obra como el coro del teatro de Bellas Artes y en particular el Coro de niños de Schola Cantorum de México que cantaron como siempre extraordinariamente bien.  "Nunca escuché un coro infantil que puede alcanzar el nivel, la calidad, la musicalidad del coro Schola Cantorum. Nunca olvidaré la emoción que me han dado.  Con Cariño:  Guido María Guida".  Escribió el maestro concertador en el libro de recuerdos del coro infantil que dirige desde hace 20 años su fundador Alfredo Mendoza.


Hay que mencionar que se trata de una coproducción con el Festival de México (FMX) y que Vela lleva más de dos años trabajando en este proyecto al lado del escenógrafo Philippe Amand.  Hay todo en México para presentar una obra así, señala Vela, lo complejo es armarlo.  La Mujer sin sombra es la emperatriz, hija de Keikobad, rey de los espíritus, y a menos de que consiga una sombra deberá volver a su reino y el Emperador se convertirá en piedra. La soprano Olga Sergeyeva interpreta la mujer de Barak, ya la había cantado y es magnífica lo mejor de la noche junto con Colín el bajo mexicano, para quien este es su primer encuentro con la ópera de Strauss.

El resto del elenco resultó sobresaliente: Carlo Scibelli (El emperador); Rebecca Nash (La emperatriz); Malgorzata Walewska (La Nodriza),

El escultor Jorge Yazpyk y Mauricio Rábago.

Cuando el emperador, el padre de la mujer sin sombra Keikobard es tansformado en piedra, vemos en el escenario una escultura de Jorge Yazpyk, ya habíamos visto otra en casa del Tintorero; Barak. Se trata de copias ligeras hechas con fibra de vidrio nos comentó el escultor, las originales de seis metros de altura pesan demasiadas toneladas, la obra de Yaspyk es inconfundible y muy apreciada en el medio del arte escultórico, el artista se ha especializado en trabajar con la piedra y fue un acierto y una sorpresa su incursión en esta producción espectacular de Die Frau ohne Schatten.

El aplauso y el griterío entusiasta del público al termino de cada acto son prueba fiel del éxito y la aceptación de estas funciones inolvidables, una propuesta seria, equilibrada, de nivel internacional.

AL final del primer acto se producía un eclipse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario