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lunes, 21 de mayo de 2012

Lázaro Azar y la muerte de Carlos Fuentes

A raíz de la muerte de Carlos Fuentes, las menciones de su nombre en notas periodísticas y redes sociales no se hicieron esperar. Hasta Carlos Marín, en Milenio TV, salió en pantalla, acompañado de algunas citas sacadas de aquí y allá, en tipografía grande, como para que su ignorancia no quedara tan evidente. Lázaro Azar, el pseudo crítico musical de Reforma, no dejó pasar la oportunidad para subirse al carro de quienes mencionaron al fallecido. Si mi memoria no me falla, y no siendo un lector habitual (ni nada por el estilo) de sus columnas, me llegó vía Inbox, la que escribió al respecto, igual que antes me habían llegado otras dos notas "luctuosas" escritas por él, a propósito de los fallecimientos de Carlos Monsivais y Germán Dehesa. Y lo que me pareció llamativo de las tres notas, lo que tienen en común, es que este "crítico" no tenga nada que decir de los fallecidos salvo que, en dos casos (Fuentes y Dehesa), los conoció, y en el otro, apenas disimulaba su abierto desprecio por el fallecido.

Por supuesto, no tiene que tratarse de personajes que nos caigan bien de quienes hablemos. Pero es evidente que en el caso de Monsivais, Lázaro Azar sentía un desprecio por éste debido a sus posturas políticas y a su activismo por los derechos de las minorías sexuales, religiosas, y los derechos ciudadanos, conceptos todos estos que Lázaro Azar no sólo desconoce palmariamente, sino que desprecia, mayormente porque son defensas y posturas que ha mantenido la izquierda en el país, a la que este crítico desprecia abiertamente (porque él cree que es un aristócrata, hijo de algún noble de la Nueva España o algo así, "porque hay cosas que simplemente si no se heredan, jamás se van a tener", dijo alguna vez). Pero, ¿qué sabía Lázaro Azar de las pasiones de Monsiváis por la literatura mexicana del siglo XIX, en la que Monsiváis era una de las mayores autoridades del país? ¿Qué sabe Lázaro del liberalismo mexicano del siglo XIX, del que también Monsiváis era un experto? Nada, o podemos suponer el desprecio con que se expresaría, sabedores de su falsa condición de "aristócrata" de petatiux. Además, para opinar algo al respecto, tendría que haber leído algún libro...

En los otros dos casos, la reacción del "crítico musical" parece la del estudiante adolescente que un día se topa con un personaje famoso y desea presumirnos que lo conoce. De Germán Dehesa, por ejemplo, presumía cómo se lo encontraba en los pasillos del diario Reforma, como si por simple ósmosis algo de la inteligencia del profesor universitario se le fuese a pegar. Claro que leía sus frívolas columnas en ese periódico. Pero dudo mucho que supiera de su trayectora como profesor universitario, de su pasión por la literatura del Siglo de Oro español, por Quevedo y Lope de Vega, por la poesía de Sor Juana, a quienes Lázaro jamás ha leído. Pero hablaba de él como si de veras lo hubiese conocido. ¿Cuántas generaciones de estudiantes en Filosofía y Letras de la UNAM se formaron con él y podrían dar mejor cuenta de quién fue que el propio Lázaro Azar? Cientos y cientos, incluso aquellos que no pasamos por las aulas de Filosofía y letras reconocíamos en él un Maestro, en toda la extensión de la palabra, en el sentido que George Steiner (otro autor a quien Azar ni por azar ha leído... ni leerá jamás) le da a a este término.

En el caso de Carlos Fuentes, su "anécdota" de toparse con el maestro a propósito del estreno de la ópera Santa Anna, no es menos "conmovedora" que la de esos lectores que se debieron haber topado con él en alguna de las cientos de conferencias que dio en México, Latinoamérica, Estados Unidos, España y Europa, y les autografiase algún libro. Si en el caso de Monsivais a duras penas ocultó su desprecio por semejante "plebeyo" que buscaba derechos para una bola de desharrapados y encuerados jodidos que no pueden heredar nada (a diferencia de él que sí ha heredado... sabrá el Olimpo qué....), y está en pleno derecho de no coincidir con sus posturas izquierdosas y populistas, cabe preguntarse qué tendría que decir de alguien que, como Fuentes, coincidía en tantas posturas políticas con aquél. Más aún cuando Fuentes ha mostrado su abierta crítica a Peña Nieto, en quien Lázaro es sabido tiene puestas sus esperanzas de oportunismo ya públicamente sabidas por su relación con Bátiz. 

Curioso que el propio "crítico" no se muerda la lengua cuando menciona quen "Ahora resulta que todos 'se acordaron' de la frase que más les convino para acomodar a modo (pocos desempolvaron su percepción de que AMLO 'representa una izquierda muy antigua') y hasta lo declararon 'abogado de la esperanza mexicana', sorprendiéndose al saber que este apasionado melómano -según puede constatarse a través de la trama de Instinto de Inez- ya había tomado la decisión de que sus restos fueran depositados en Montparnasse y no en esta 'Ciudad de la Esperanza' en la que no creo que viera esperanza alguna de verse descansando", fungiendo como intérprete de pensamientos que escapan su escasa capacidad intelectual. Obviamente el "crítico musical" desconoce palmariamente la relación de amor que la intelectualidad mexicana, específicamente la literaria, tiene con París, y en especial con el cementerio de Montparnasse. Pero de ese tamaño es su ignorancia.

Y por supuesto, tampoco sorprende que, además de no aportar absolutamente al recuerdo y la imagen de Carlos Fuentes -al fin y al cabo él tampoco lo ha leído, aunque se cure en salud-, se dedique a lanzar diatribas contra terceras personas, y de la nada, se ponga a hablar de Donna Summer. ¿Pues no que muy aristócrata, Lázaro, o qué heredaste de la Summer como para volverse su vocera?

Como sea, en los tres casos (y asumo que encontraríamos resultados similares si alguien se tomara la molestia de revisar otras notas luctuosas del "crítico" "musical" mejor Azalariado del país), lo que Salario Azar tiene que decir de estas figuras fundamentales de la cultura mexicana, del mundo de las ideas, del debate y defensa del país, es prácticamente nada. Ni siquiera podría decirse que sus notas estén llenas de lugares comunes. No.

A diferencia de los críticos literarios, y de los escritores en general, Lázaro Azar escribe de Carlos Fuentes para presumir, como un estudiante de preparatoria (en el mejor de los casos), que alguna vez se lo topó y conversaron. Perro no es capaz de fungir como alguien que pueda darnos un retrato íntimo, inteligente, del pensamiento y de las ideas de estos autores. No. A duras penas escarba en su memoria para rastrear algún encuentro fugaz y sin ninguna importancia, para presumirlo como un tesoro. En sus pobres palabras, no hay diálogo con el mundo de lo social, no hay brillantez, no hay ideas (ni siquiera de otros; claro, para eso tendría que haber leído, y ya sabemos, Lázaro es un analfabeto funcional cuyo único intertés es el chisme, de allí el nombre de su columna), no hay nada. No sabe qué decirle al mundo de los músicos sobre la muerte de uno de los intelectuales más brillantes del país. A duras penas sabe decir algo (muy poco, por lo general) sobre el piano; si se trata de cantantes, simplemente no tiene nada que decir porque no sabe nada. Como comparativo, la muerte que sí lamenta (lo dice con todas su letras), es la de Dieter Fischer-Dieskau, lo que por contraste significa que la de Carlos Fuentes no, pues no dice nada al respecto.

La muerte de Carlos Fuentes le sirve a Lázaro Azar pare presumirle a su séquito de lectores la foto que se tomó con este, pero no para una reflexión seria, iluminadora, para mostrarse como alguien digno de pertenecer a la comunidad intelectual del país. No, Lázaro, como el Puer aeternus que es, presume sus fetiches, por los que él cree que vale y se da a valer. "Yo tengo una foto con él y tú no" es lo que quiere decirle a sus lectores, para que se mueran de envidia, igual que las fotos que se ha tomado con Calderón (sólo un ignorante se atrevería a tomarse una foto con el presidente de la república en un pasillo y presumirla), con Alondra de la Parra (también foto de pasillo, por cierto), y muchas otras que son el tesoro de alguien que vale siempre por otros, pero no por sí mismo.
Los prejuicios que acosan al "crítico" "musical" del diario Reforma afloran a la menor provocación, y sólo muestran su palmaria incapacidad de integrarse al mundo de los adultos, al mundo del debate de las ideas, al mundo donde el disenso no significa un tache en la frente o el desprecio olímipico de creerse heredero de una casta divina de elegidos y potentados que todo lo merecen. Lamenta (y mucho) la muerte de alguien a quien no conoció, de alguien con quien no habría sido capaz de cruzar siquiera media palabra, porque no sabe siquiera cómo se dan las gracias en alemán, y porque ya alguna vez otro gran maestro del piano lo exhibió en una clase maestra como lo que es y siempre ha sido: alguien que no ha salido del jardín de niños, y no sabe cómo comportarse en el mundo de los adultos.

Tal vez habrá que agradecer que realmente no haya hablado de Carlos Fuentes.

7 comentarios:

  1. LAZARO AZAR ES UN PUTO QUE HACE ALARDE ANTIESTETICO DE SU PUTERIA

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  2. Qué pena que Lazaro, perteneciente a una minoría, tenga ideas tan pésimas. Una verdadera lastima. Tu texto, excelente.

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  3. Lo resentida se te debería de quitar.

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  4. Mucho sabes de Lázaro: qué dice, cuándo lo dice, etc. Es cuando menos llamativo que le pongas tanta atención y detalle cuando supuestamente te cae tan mal... Me pregunto si, a cambio, él alguna vez te habrá concedido existencia, ya no digamos importancia alguna.
    Como decía Oscar Wilde... que hablen de uno... hasta bien!

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  5. No hace falta ser Sherlock Holmes para ver que los comentarios de Tebaldi son de ese señorz, palero de algunos y enemigo mortal de otros como José Areán.

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  6. No hace falta ser Sherlock Holmes para ver que los comentarios de Tebaldi son de ese señorz, palero de algunos y enemigo mortal de otros como José Areán.

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