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miércoles, 24 de octubre de 2012

"EL BARBERO DE SEVILLA" EN BELLAS ARTES. 2 FINAL.




“Ah, che bel vivere, che bel piacere, 
per un barbiere di qualità.”   2         Por Manuel Yrízar.


Dos más dos no siempre son cuatro en la ópera.

Sumar no siempre da los resultados que se esperan si de ópera se trata; el “espectáculo sín limites” no tiene palabra de honor. Y un día dos más dos son cuatro y al día siguiente ambas cantidades suman cero. O veinticinco. Nunca se sabe. Las matemáticas en estos casos son más parecidas a las ecuaciones relativas eistenianas.  Me explico: los mismos cantantes, la misma orquesta, pueden un día sonar muy mal y a las siguientes funciones maravillosas; es como en la fiesta brava: un día orejas y rabo. Cornada en el siguiente. Mansedumbre y bravura en bestias bellas y bien encornadas. ¿Qué magia o encanto particular logra esas contradicciones? Dios lo sabe.

El caso es que luego de una función bastante floja, la tercera del jueves, la última del domingo resulto iluminada. Un exitazo. Corrió como liebre, ¿la recuerdan?, feliz y jubilosa sin perro cazador que la persiguiera. Y los cantantes, salvo una excepción, eran los mismos. Fruncíamos el seño y nos codeábamos señalando pifias y yerros notorios quienes tenemos confianza de hacerlo. Excepcionalmente en la siguiente todo era miel sobre hojuelas. Y como la gozamos.

“Ecco, ridente in cielo spunta la bella aurora…”


 
La última y nos vamos. Salvo el maestro del corno principal de la orquesta del teatro de Bellas Artes que jamás, ni en los ensayos, logro dar las notas sin
 desafinaciones ni pifias evidentes, una vergüenza, la obertura adoptada sonó 
bonito y empezó con buenos augurios la función que concluía el ciclo de 
cuatro. Fiorello, el barítono Amed Liévanos, se plantó al centro del escenario y repitió el rito de pedirnos silencio. Poseedor de una bella voz bien puesta, oscura y juvenil, tiene presencia escénica e inteligencia. En el “III Concurso de 
Canto de Sinaloa” presenciamos y auguramos su triunfo pues nos tocó estar allí cuando se aprestaba a cantar su aria. Por la noche en la premiación festejamos su victoria. Muy grata impresión me había dado desde que lo escuché en otras óperas en “El Lunario”. Es ya un cantante confiable que seguirá dando cosas buenas que hablar. Aquí en sus dos papeles, el del siervo del Conde, y el del Sargento de la fuerza pública, cumple sobradamente con su objetivo. Las tablas adquiridas mucho le servirán. Aprovéchalas.

Todas las historias en la ópera son historias de amor.
Por Sevilla anda enamorado y sufriente el Conde Almaviva que ya siente la suya muerta, su alma, disfrazado de Lindoro y anhelante de fiebre y deseo por una bonita que lo ha cautivado. De la conquista de esta muchacha, por todos los
medios lícitos e ilícitos, válidos en estos menesteres, el fin justifica las mañas, 
se trata la ópera de Rossini basada en la obra de Pierre-Augusto de 
Beaumarchais. 
El libretista Cesare Sterbini logró una comedia simpática y dinámica que sigue divirtiendo por sus enredos y gracejos pero, sobre todo, por la música 
burbujeante y deliciosa, enredada, complicada, rica en efectos orquestales, 
melodías inspiradas, ambientes encantadores, sorpresas en las acciones 
cambiantes, manejo del tiempo, sentimientos diversos y ricos, obra cumbre delestilo personal, en la vena cómica, del compositor.  Es tan feliz y buena esta 
ópera que casi lo aguanta todo salvando con estoicismo y heroísmo algunas 
puestas fatales. “Caballito de batalla” del repertorio que pareciera fácil y sencillo pero que encierra en su partitura dificultades extremas de destreza vocal y 
virtuosismo canoro.

Una pareja dispareja que supera todos los escollos del alma.
Dos viejos bastante torpes, Don Bartolo y don Basilio, hacen las veces de villanos caricatos, bufos sacados de la Comedia del Arte, aparentemente malos pero fácilmente engañados o corrompibles, son los que se encargan de pones dificultades, siempre salvables, a los enamorados.  El primero, un Doctor que es el tutor de la muchacha buena de la película, desea casarse con ella, joven y guapa, y con su fortuna. Matar dos pájaros de un tiro es la noble pretensión del pretencioso. Para ello la mantiene encerrada y amenazada. Le espanta los galanes y los moscones que se atrevan a acercarse. Lo ayuda otro viejo su amigo y cómplice, el segundo, maestro de música de la pupila. Dos bajos que tengan voz y gracia se requieren para estos maravillosos papeles. Aquí sacan adelante sus personajes los cantantes extranjeros Stefano de Peppo y Carsten Wittmoser, italiano y alemán con raíces mexicanas. 
Largo al factotum della città, largo! 
 Fígaro se llama el personaje que da título a la historia: el barbero de Sevilla. “Mil usos” o “Factotum” (Hácelo todo) este peluquero tiene astucia y malicia y se las sabe de todas… ¡todas¡ El es quien, azuzado por la “dulce idea del oro” ayudará a los enamorados a encontrar el camino de su realización conyugal. Voz, gracia y cuerpo le dio a este famoso y afamado personaje el barítono José Adán Pérez poseedor a la vez de la vara de flores del casto varón y la desnudez y fe primera del primer hombre. Se sabe mover en el escenario con desenfado y 
posee virtudes propias añadidas a la de sus santos patronos. 
Una voce poco fa qui nel cor mi risuonò.
 Javier Camarena, joven tenor mexicano que va despegando en el mundo internacional como un “Tenore di grazia” a la usanza plena belcantistas, da vida y gracia al héroe de la historia: el Conde Almaviva. Dispuesto a todo, a enfrentar al mundo y sus enemigos, hacer y deshacer, disfrazarse y engañar, comprar y seducir, corromper, dejar correr el tintineante metal aúrico siempre codiciable, cualquier cosa para enamorar a la “Bella Rosina”. Fenomenal éxito había tenido ya en el Met de NY con este personaje que canta estupenda y maravillosamente. Todo elogio se queda corto y todo lo que de este cantante se diga es cierto: menos que no canta bien. Fue el triunfador indiscutible del elenco.
Di Lindoro il vago oggetto siete voi, bella Rosina.

Dos jóvenes y guapas cantantes mexicanas dan vida al claro objeto del deseo amoroso de Lindoro: las mezzosopranos Cassandra Zoé Velasco Y Guadalupe Paz quienes se alternaron en el difícil rol de la muy lista y hermosa Rosina. Dignas del amor del noble y del plebeyo.


Una criada bien criada que sale a otra realidad de Dominatrix.
 Completa el elenco la sirvienta del Doctor Bartolo, mujer fumadora y graciosa que esta siempre metida en todos los enredos de la obra y que tiene una participación notable en el aria donde se queja de su situación y de que ella también, pobrecita, esta enferma del mal universal del amor. La soprano Celia Gómez salió a escena con buen humor y canto su aria de una manera intempestiva que dividió opiniones y polemizó. Desapercibida no pasó.
De la dirección de escena, sequito y figurantes varios.
Juliana Faesler tuvo a su cargo la dirección de escena, diseño de escenografía e iluminación con un buen equipo de producción y asistentes escenográficos y actorales. Con agilidad y acciones dinámicas que no dejaban huecos supo imprimir un buen ritmo y dio a los cuadros buena presencia y credibilidad dramática. Los seis actores que acompañaban a Fígaro realizan un estupendo trabajo que enriquece muchas escenas con gracia y buen humor notables.
 
La inútil precaución de orquesta, coro y concertación.
 La orquesta fue bien dirigida, aunque no siempre bien tocada, por el italiano experimentado en este repertorio Marco Balderi. Muy bien cantaron los hombres, varones cuando menos, del coro, pues las damas están excluidas de la partitura de Rossini. El trabajo de Xavier Ribes es notorio por la sonoridad que logra en las intervenciones, siempre lucidoras, de la masa canora coral. No muy bien manejado para nuestro gusto, por su estatismo y flojera, en el espacio escénico que ocupan, a veces estorbando y tapando la acción más que participando en ella. 
 Muy buenos resultados se lograron con este título en la que parece será ya la última ópera que le tocará haber producido a la actual administración que nadie sabe, nadie supo que fin tendrá. 
 LA COMMEDIA È FINITA.
 

México D.F. a 24 de octubre de 2012.
 
 

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