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martes, 10 de abril de 2012

Deborah Voigt en México

Mauricio Rábago Palafox


Se presentó en Bellas Artes la famosa soprano dramática estadounidense Deborah Voigt (1960) a quien ya habíamos visto recientemente en el Auditorio Nacional, en las funciones de la tetralogía de Wagner, transmitidas en HD `esde el Met de NY. En elhas la Voigt resultó una de las triunfadoras de la noche al mostrar su nueva figura mucho mas delgada, un canto impresionante, emotivo, voz caudalosa, inquebrantable que llena sin complicaciones las terribles exigencias del rol de Brunilda; una auténtica soprano dramática, sin mostrar en ningún momento signos de fatiga. Ha cantado con los mejores directores de la actualidad y al lado de las más destacadas figuras del arte lírico, y cuenta con una abundante discografía siempre interpretando personajes de gran calado en óperas de Wagner, Strauss, Beethoven, Berlioz, Ponchielli… aunque ha cantado a Verdi y Puccini, aún no graba a estos autores. Sus seguidores la admiran a través de esas transmisionas en HD o los DVDs y discos compactos y se forman una idea, un perfil sonoro de su admirada artista.

Estuvimos con Deborah Voigt en la conferencia de prensa que ofreció en el Palacio de las Bellas Artes para anunciar el concierto que ofrecería un `ía después al lado del pianista Brian Zeger, (que brilló por su ausencia). En esa conferencia la Voigt declaró que las autoridades del INBA le pidieron que cantara algo de ópera y es comprensible, es por lo que se le conoce y admira, lo que el público espera oír. Por ello accedió a cantar algo de Wagner, que de hecho rompe con el esquema de canciones light que traía preparado. Hermoso, bien pensado y cantado, ni quién lo dude, pero no es por lo que se le conoce y se le quiere escuchar, es un caso clásico de un cantante que no puede, ni debe, separarse de su repertorio.

Me recuerda mucho a Franco Corelli, famoso por sus heroicas interpretaciones de canciones napolitanas, y sus legendarios éxitos como Radames, Manrico, Chenier, Romeo, pletóricos de agudos increíbles. Cuando Corelli en los años setentas vino a México, yo estuve ahí, cantó con un pianista una serie interminable de canciones de muy bajo nivel de dificultad, al grado que el público le empezó a gritar: ¿tienes miedo Franco? ¡Queremos un agudo! ¡”Di quella pira” por favor”! y ya al final accedió a regañadientes a cantar una o dos arias, y bajadas de tono. El público salió con la desagradable sensación de haber sido timado. Por supuesto que un recital a piano es más difícil que cantar una ópera, lo dijo Deborah Voigt: “aquí no hay maquillaje, ni orquesta, ni un tenor, ni coros ni la posibilidad de descansar” es cierto, pero nadie los obliga, ellos cobran y muy bien. En un recital tal vez tengan que cantar seis u ocho arias difíciles, pero ellos pueden con eso y más. Vienen a México y nos cambian espejitos por oro, y quieren que con cancioncillas muy monas el público esté fascinado. Algunos sí, los menos exigentes, los demás como si les hubieras tirado un balde de agua fría. “Es como si contratas a Joan Miró y lo pones a que le de una manita de color blanco a la fachada de tu casa” comentó uno de los asistentes, “el repertorio fue de hueso dominguero” acotó otro.


Si el INBA no le hubiera insistido a la Voigt que incluyera ópera, de plano hubiera sido un petardo el concierto. Y no es que esos cantantes así se las gasten, insisto en que es contra nosotros porque nos dejamos; poco antes de venir a México, en 1971 Franco Corelli dio un recital similar en Tokio, puedan verlo en Youtube. Ahí sí echó toda la carne al asador: una docena de las más difíciles arias y canciones, y el público deliraba, aquí le llamaron miedoso. No basta con que vengan esas grandes figuras, hay que asegurarse que no ofrezcan una exhibición de bajo impacto.


En Mayo irá la Voigt a Colombia, a ver qué les da a los colombianos.

El Hombre de la Mancha en Culiacán


Mauricio Rábago Palafox.


Basada en “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra (1547–1616) El Hombre de la Mancha es sin duda la comedia musical norteamericana que más ha calado en el gusto del público mexicano, con música de Mitch Leigh y libreto de Dale Wasserman, las letras de las canciones son de Joe Darion. Se estrenó en 1965 y de inmediato se convirtió en un suceso a nivel mundial; para el año 71 ya había alcanzado dos mil representaciones. Recibió varios premios Tony y fue llevada al cine con Peter O’Toole y Sophia Loren en los papeles principales. La obra comenzó como un programa de televisión en 1959, más tarde el empresario Albert Marre convence a Wasserman de que la adapte como comedia musical. Hoy, después de casi cincuenta años, El Hombre de la Mancha conserva su frescura y magnetismo y no deja de representarse en muchos países e idiomas. En México la popularizaron Claudio Brook y Nati Mistral, con enorme éxito. La obra transcurre dentro de una prisión donde Cervantes espera el juicio del santo oficio por haber ofendido a la iglesia, pero antes lo juzgan los demás reos a quienes Cervantes escenifica pasajes del Quijote. Personajes fuertes y con un carisma muy poco usual. La música es realmente buena y ha logrado establecerse en el inconsciente colectivo.



Tuvimos la oportunidad de asistir hace unos días a la propuesta del Instituto Sinaloense de Cultura (ISC). En el papel protagónico, el barítono puertorriqueño Carlos Serrano, quien dirige en Culiacán un taller de ópera que cada miércoles ofrece al público un concierto operístico. Los jóvenes del taller, un cuerpo de baile y varios actores sinaloenses hicieron lo que se antojaba imposible. Dos veces se canceló el proyecto, nos comenta el director orquestal Gordon Campbell, quien durante estas representaciones dirigió de maravilla a la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes. Insuperable el maestro Carlos Serrano, no podía estar mejor en ese personaje ya que tiene la edad precisa del caballero de la triste figura. Cuando comienza a cantar aquello suena impresionante y nos ofrece un Quijote como nunca se había escuchado, pues este personaje suelen interpretarlo actores, no un cantante de ópera como lo es Serrano.



Aldonza (Dulcinea dentro de la mente extraviada del Quijote) fue encarnada por María Luisa Tamez; excelente trabajo. Le ayuda su edad y aspecto de mujer madura, pues contribuye a acentuar los extravíos del protagonista que la ve como un ser celestial. La Tamez luego de una exitosa carrera como soprano aborda ahora roles de mezzosoprano, y la Aldonza no representa un gran reto vocal pero sí escénico.




"Se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo ni le dio cuenta dello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de Señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla «Dulcinea del Toboso» porque era natural del Toboso: nombre, a su parecer, músico, peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto". (Don Quijote, cap 1) En la acción de la obra cervantina nunca aparece Aldonza Lorenzo, sino que emerge de las continuaciones francesas del Quijote.





Muy destacada la participación de la orquesta; músicos de primera los de esta asociación sinfónica; curiosa la orquestación: alientos, percusiones, dos guitarras que aportan el sabor hispano, y un contrabajo. Aunque a ratos se extrañan las cuerdas, es la dotación típica de los musicales de esa época, y resulta brillante, caballeresca, crea un muy buen ambiente. Gustó mucho Rodolfo Arriaga en el personaje de Sancho Panza, cantando y actuando de maravilla, y así el resto del elenco. El público llenó las dos funciones y las disfrutó en grande, hubo además una función para los estudiantes y dos más en Mochis y en Mazatlán. Iluminación vestuario, escenografía, orquesta todo de muy alto nivel. Y el maestro Serrano: inolvidable.





Loable labor están haciendo allá Gordon Cambell y Carlos Serrano y celebramos que la descentralización cultural es todo un hecho como lo demuestran propuestas como esta, que no le piden nada a las de la capital de la república.