lunes, 13 de mayo de 2013
MARIA GULEGHINA: VOZ Y PASIÓN EN BELLAS ARTES.
Vestida de azul eléctrico, electrizante, hace su entrada la soprano rusa-ucraniana María Guleghina. Electriza también su voz cálida, potente, poderosa, desde el primer ataque. El teatro de Bellas Artes se llena de una nueva y distinta intensidad. "Ritorna vincitor¡". Con esta frase de la ópera "AÍDA" de Giuseppe Verdi, donde la princesa etíope desea a su amado egipcio, Radamés ,que vuelva triunfador de la guerra que lo tiene como comandante supremo, aún contra si misma. pues es contra su padre y su pueblo esa guerra a muerte. Hay una energía física palpable, algo que se materializa en el espacio del templo sonoro, que llega con precisión al centro de la emoción. Solo la voz humana es el instrumento que nos llega de esa manera porque es nuestra propia voz interna la que canta. El canto operático, ese que une indisolublemente poesía y música, posee la virtud concedida a Orfeo de abrir las puertas del infierno dejando inmóviles a los demonios que nos permiten el paso.
Cuando escuchamos una voz especial, diferente, única, quisiéramos adivinar, descubrir, saber, conocer, de que esta construida. Atentos a ese sonido afinamos el oído y nuestra mente empieza a resolver logaritmos, ecuaciones, enigmas, tratando de entrar en su esencia. Entrenados durante décadas a realizar ese ejercicio solo contadas veces lo hacemos ejercitándonos a fondo. Es cuando un artista, precedido de la fama de su carrera internacional, del descubrimiento de un fenómeno diferente, nos pone desde antes en esa disyuntiva. María Guleghina se presentaba en el "29 FESTIVAL DE MÉXICO EN EL CENTRO HISTÓRICO" que ella inauguraba. Otra soprano había sido anunciada antes que ella y más interés despertaba este cambio inesperado, esta sustitución. Algunos amigos me llamaron preguntándome si era cierto que se presentaría "una de las mejores sopranos del mundo" en el teatro de Bellas Artes. Pregunta que no creo que nadie pueda responder. El jueves fue su presentación a la que no asistimos pues ya teníamos agendado escucharla el domingo. Buenos comentarios nos llegaron de ese debut. "Es una voz con la técnica antigua, clásica, que hace mucho no escuchamos." "Es un cañón, un vozarrón impresionante." Así opinaban algunos cantantes amigos y conocedores. La expectación suscitada hacía más interesante el suceso.Eso es lo que hace que la ópera genere pasiones como solo ella lo logra.Todos los que escuchamos a María Guleghina tenemos nuestra opinión. Única, diferente, irrepetible. Ésta es la mía.
El programa elegido para la presentación de la Guleghina, dedicado a Verdi en su totalidad por su Bicentenario, es todo un examen profesional que nos permite tener una idea de esa VOZ. Y por supuesto que sale aprobada. Ya cada uno de los sinodales pondrá la calificación. La voz cantante es tan solo aire. Expelida hacia el exterior desde las minúsculas cuerdas vocales que vibran como cualquier instrumento de cuerdas o aliento ese aire, hay que recordar que al canto solista en ópera se le denomina Aria, apoyado en los resonadores, que son todos los huesos de la cara, y realmente todo el cuerpo, la voz tiene que dominarse a base de años de ejercitarla, eso es lo que llamamos técnica vocal, para lograr esas hazañas prodigiosas que llenan teatros, estadios, plazas públicas. Pero eso es otro asunto. María Guleghina tiene un absoluto control de su instrumento. De color personal, oscuro y brillante, con brillo más cercano al acero o a la plata que al oro, acerada y metálica, refulge con enorme poder y potencia. Es una voz fuerte. Su fortaleza no obstante permite a su dueña colorearla y matizarla en una paleta múltiple. variada, que nos lleva al control de la emisión dependiendo del texto y el contexto. Un fraseo amplio, largo, elegante, prolongado, sostenido en un fiato (control del aire) impresionante. Además, su personalidad seria y magnética, no exenta de guiños de simpatía, hacen de esta soprano dramática una artista cotizada en los teatros más importantes del mundo.
Enrique Patrón de Rueda, director concertador del concierto, se muestra fascinado con esta cantante y pone todo su arte y experiencia al servicio de esa voz. La ayuda, la apoya, canta con ella, la cuida, se pone a trabajar a la orquesta y al coro para que sigan, acompañen, armonicen, a esa voz. Su experiencia dirigiendo cantantes queda de manifiesto. Es algo que ama y comparte.
No siempre respondieron a sus indicaciones una orquesta y un coro acéfalos, no tienen un director titular desde hace muchos años, no atraviesan por sus mejores momentos. Creemos que requieren ya un cuidado espacial y un trabajo riguroso para subir su nivel a la altura de los circunstancias y requerimientos actuales. Profesionales de base del INBA ambas importantes instituciones añejas y muy queridas necesitan recibir la atención de las autoridades entrantes para recobrar la calidad y la dignidad que poseen y que tanto necesitamos. No pondré el dedo en las imperfecciones y carencias detectadas pero la armonía y homogeneidad que han logrado tener ahora brillaron por su ausencia.
Muchas expectativas se han manifestado en las redes sociales por el cambio de administración de la OBA. Así la empiezan a llamar ya, con esas siglas, ÓPERA DE BELLAS ARTES, que encabeza el tenor mexicano Ramón Vargas, como nuevo Director artístico, cuyo nombre ya aparece como tal en el programa de mano de este concierto.
México D.F. a 13 de mayo de 2013.
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