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domingo, 21 de abril de 2013

El que no cae, resbala. La musa inepta, arrinconada

“La musa inepta” es el nombre de la columna que Juan Arturo Brennan tiene en la revista Pauta, desde donde critica y se mofa de todo aquel que resbala al escribir de música. Pocos han sido quienes no hayan sido ajusticiados con deleitable saña en ese espacio. Allí se da cuenta de los yerros, gazapos y errores de todo mundo. Pero como a cada santo le llega su fiestecita y resulta que hoy es san Juan Arturo, procedamos a pasarlo al banquillo de los acusados porque en este mundo traidor el que no cae resbala, incluido el propio Juan Arturo Brennan.

Brennan tiene casi el monopolio exclusivo de las notas a los programas de concierto. Todas las orquestas de la ciudad de México, y no pocas del interior de la república, recurren a su egregia sabiduría a fin de que el público asistente se entere de toda clase de chismes, datos históricos y anécdotas de cantina, pero casi nunca de la obra fruto de tan sesudas reflexiones. Es tal el monopolio ejercido por Brennan, que muchos ya no leen las notas al programa porque saben que se enterarán de todo, menos de la obra que están por escuchar. Y es tal la cantidad de notas que pergeña con constancia digna de mejor causa, que los gazapos son incontables, se apilan como los cadáveres que viera Aquiles en la saga de Homero.

En la semana que está por concluir pudimos ver varios de estos yerros que, de haber sido escritos por otro, ya estarían en la mesa de disección del carnicero del pentagrama, ajonjolí de todos los conciertos, esté o no presente ─casi nunca va a ellos─. Un botón de muestra: en la Gala Wagner que dio la Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional este pasado 21 de abril en el Auditorio Alejo Peralta, entre las perlas redactadas para el programa de mano, seguramente desde hace mucho, y reproducidas hasta la náusea en otras ocasiones, nos encontramos con un ejemplo de lucidez redaccional ─o investigativo, según se quiera─ que nos llevó a pensar que ahora que el Premio Pulitzer se les puede entregar a periodistas mexicanos, ¿por qué no crear una categoría filológica o etimológica para el hallazgo semántico del año? Sin duda, el siguiente ejemplo no tendría competencia en todo el mundo.

Al referirse a la obertura de Tannhäuser, en su abigarrado estilo, que consiste en no decir absolutamente nada de la obra, Brennan nos ofrece esta joya filológica inesperada: Tannhäuser. Esta ópera de Wagner, cuyo título original en alemán puede traducirse como Tannhäuser fue estrenada en Dresde…”  lógica inobjetable que lo hace candidato al premio a la mejor traducción. Aquí no aplica eso de “traduttore, traditore” pero pudo haber enriquecido su sesuda y profunda traducción con una nota de utilidad para el pueblo mexicano que dijera: (pronúnciese Tanjóiser). Por cierto, maestro Brannan, registre ante la dirección general del derecho de autor su traducción, no vaya siendo que algún buitre de las letras se apodere de ella y la registre a su carroñero nombre, y perdería usted la autoría de tan valiosa y esclarecedora aportación a la cultura universal.  

Por otro lado, en la sinopsis argumental de la ópera Rigoletto, que presentó la OFCM los días 13 y 14 de abril de 2013, Brennan declara: “Los cortesanos del duque le cuentan que han visto a una hermosa joven entrar y salir de la casa de Rigoletto. De inmediato, el duque asume que se trata de la amante de su bufón y echa andar una pesada broma práctica, no sin antes intentar seducir a la joven, haciéndose pasar por un estudiante pobre. Eso de “una pesada broma práctica” es una traducción servil del inglés “practical joke”, pero en español nadie diría “una pesada broma práctica”. Pero además lo que afirma Brennan es falso de toda falsedad (como dicen algunos abogados en sus contestaciones judiciales). De hecho la ópera comienza con un diálogo entre el duque y Borsa donde dicen lo siguiente:

D: Ya quiero finalizar la aventura con mi bella e incógnita burguesa.
B: ¿Esa joven que seguís a la iglesia?
D: Desde hace tres meses cada misa.
B: ¿Dónde vive?
D: En una calle remota donde un hombre misterioso entra cada noche.
B: ¿Y sabe ella quién es su enamorado?
D: Lo ignora.

De manera que como vemos, el duque conoce a Gilda desde hace tres meses pero ignora que es hija de Rigoletto. Los cortesanos del duque jamás le cuentan nada al duque acerca de Rigoletto y su supuesta amante, que en realidad es su hija, planean raptarla para vengarse de él, pero no hacen partícipe al duque de sus intenciones. De manera que es falso que el duque eche a andar una pesada broma, eso fue un plan urdido por Marullo y los otros cortesanos.  


Brennan más adelante afirma: “Después de mucho rogar, el bufón logra que el duque le devuelva a su hija”. Falso, Rigoletto jamás le ruega nada al duque sino a los cortesanos, que son quienes le devuelven a su hija ya deshonrada por el duque. Luego Brennan afirma: “El duque llega a la posada atendida por Sparafucile y su hermana Maddalena. La joven, enterada del plan, le ruega a su hermano que no mate al duque…” Falso, Maddalena no está enterada de ningún plan y tanto ella como su sicario hermano ignoran que el joven al que hay que matar por encargo de Rigoletto no es otro que el mismísimo duque de Mantua pero disfrazado, eso sólo lo saben Rigoletto y Gilda. De nuevo Brennan, con una falta absoluta de rigor, escribe: “Más tarde, llega Rigoletto a recoger lo que él cree el cadáver de su enemigo. Sparafucile le entrega un cuerpo en un costal y cuando el bufón se dispone a tirar el bulto al río, escucha la voz de la moribunda Gilda…” Dos falsedades: el duque no es enemigo de Rigoletto, de hecho jamás se entera de los vengativos planes de su bufón. La segunda: la voz que escucha Rigoletto, a lo lejos, es la del duque que está cantando ni más ni menos que una repetición de “La donna è mobile”, de ninguna manera la de su hija que está inconsciente.

Y para rematar Brennan nos obsequia una lista de los distintos títulos que tuvo esta ópera a lo largo de las muchas censuras, pero omite señalar el principal: “La maledizione”, y desperdicia la oportunidad de decirnos que “La maledizione”, vocablo italiano, puede traducirse al español como… “La maledizione”.


5 comentarios:

  1. Una perla reciente de Juan Arturo: En el programa de mano de la Pasión Según San Juan, del 13 de abril de 2013 firmada por Brennan, afirma el autor que la Cappella Barroca de México "comenzó sus actividades en 1963, como un proyecto conjunto entre Sergio Vela -entonces director del Festival Internacional Cervantino- y Horacio Franco" el problema es que en ese año, Horacio todavía no había nacido, tampoco Sergio Vela quien todavía era ostión, pero además el FIC comenzó en 1972. De manera que nomás no me dan las cuentas.

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  2. Que ignorancia del tipo. Y pues bueno, el corrupto, manipulador, acaparador va a venderse más que aquel artista o conocedor bien preparado. Triste situación

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  3. Triste que parece que sólo se conocen dos "críticos" Lázaro Azar y J.A. Brennan. ¿Quosque Tandem?

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  4. Estimado Maestro Recillas,
    Aprovecho para poner sobre la mesa un tema que nadie ha abordado, o nadie ha querido darse cuenta. Sabia usted, que los artistas que contrata la Orquesta Sinfonica Nacional (intrumentistas, directores de orquesta, cantantes) son representados por una agencia estadounidense llamada dispeker. Http://www.dispeker.com que curiosamente es la que representa tambien a Carlos Miguel Prieto? no le parece a usted, un claro conflicto de intereses o incluso una muestra de corrupcion? Que no hay mas agencias o solistas en este mundo? Que cosa turbia o podrida hay ahi?

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  5. El caso de las "AGENCIAS" que contratan músicos, directores y cantantes es una magnífica fuente de ingresos para funcionarios públicos de las artes como lo son, (lo fueron y lo siguen siendo) Sergio Vela, Gerardo Kleinburg y otros rufianes. En la Ópera de Bellas Artes "contrataban" con jugosas comisiones de por medio a cantantes y directores "gringos" principalmente prometiendoles un sueldo del que ellos disfrutaban una buena parte como "comisión" engrosando así sus bolsillos. Muchos de los artistas mexicanos también firmaban contratos por una cantidad y recibían una menor mermada. Gerardo Kleinburg tiene ahora su propia Agencia totalmente legal para seguir el camino aprendido en la Ópera de Bellas Artes con su anterior amigo y cómplice Sergio Vela. Pero nada de esto puede demostrarse pues no existen "PRUEBAS" que puedan corroborarlo.

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