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martes, 16 de abril de 2013

VERDI. OFCM . RIGOLETTO .Bicentenario 1813-2013.


En versión de concierto la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) con la dirección concertadora de su titular José Areán se presentó la ópera "RIGOLETTO" de Giuseppe Verdi en la Sala Ollin Yolistli al sur de la ciudad capital.

Sin ser lo ideal, pues los elementos teatrales inherentes al género operático se necesitan para hacer verosímil el argumento,  es un decir, se agradece en cierto modo que se opte por esta opción en esta severa crisis, conformándonos como dicen nuestros dichos populares en aquello de "Ya no la quiero de trenzas pero cuando menos peinada" o aquel otro "A falta de pan...¡tortillas¡". Así que ponderar lo sucedido en esta función a la que asistimos el domingo con la terquedad y nostalgia que tenemos pero también por escuchar la música y las voces en vivo.


José Areán ya fue un efímero Director de la Ópera de Bellas Artes en el período crítico por el cual todavía se mantiene y no pudo concretar algunos proyectos de renovación del repertorio que pretendía y pasó por ahí con más pena que gloria pues fue escaso el tiempo con el que contó y nulos los apoyos que necesito como lo fueron también para sus sucesores en ese cargo que no ha hecho felices totalmente a quienes lo ostentan por pocos y descontinuados tiempos hostiles. Hoy demostró que gusta de la ópera y que está dotado de preparación musical y talento para concertar los elementos con los que cuenta. Su desempeño fue correcto y la OFCM sonó bien.




Para ello contó con un elenco de cantantes mexicanos que son garantía de profesionalismo y entrega en su trabajo y que ya han demostrado su valor en las escasas oportunidades que tienen de presentarnos sus virtudes canoras, vocales e histriónicas. 
En los roles principales estuvieron el veterano barítono Jesús Suaste que en los ya más de 30 años de carrera ha demostrado su grande amor y pasión por la música y su entrega, rigor y disciplina. La lectura que nos brindó del bufón contradictorio Rigoletto estuvo apegada completamente a la partitura verdiana prescindiendo en esta ocasión de algunos aspectos que la tradición ha vuelto practicamente "obligatorios" como lo son algunas notas agudas no escritas por el autor pero que el público aficionado "extraña" por haberlas escuchado en las grabaciones de audio y en los vídeos. El barítono compensó esta ausencia con una interpretación sólida cargada de matices y preñada de emoción que tal vez a algunos villamelones habrán podido echar de menos.
El Duque de Mantua lo cantó muy bien el tenor Alan Pingarrón con una belleza tímbrica envidiable, una emisión libre y cálida, una interpretación emotiva y entusiasta que le ganó el aplauso del público que llenó la sala.
La soprano Leticia de Altamirano ha ido creciendo admirablemente con cada nueva interpretación y nos brindo la belleza de su voz lírica con extensión amplia y facilidad para en el registro agudo y los adornos. Su Gilda fue creíble y conmovedora. Le van bien esos personajes.
Completaron el elenco el bajo Rosendo Flores, quien ya ha cantado al matón a sueldo Sparafucile en múltiples ocasiones con solvencia y honestidad. La mezzo Belém Rodriguez nos brindo una Maddalena sensual y atractiva a quien sería difícil no caer en sus lazos amorosos arriesgando la vida por ello. En papeles de comprimario, muy bien estuvieron, no siempre sucede, Lydia Rendón, guapa mezzo de buena voz y presencia, Enrique Ángeles, un barítono que hay que seguir dueño de una bella y oscura voz poderosa y bien colocada. El tenor Marco Antonio Lozada y la joven soprano Jennifer Sierra completaron la dotación de voces. El coro Filarmónico Universitario y el coro de la Orquesta Típica de la ciudad de México, sin el estilo verdiano Piano-Forte y las exigencias que tanto defiende el Teatro Regio de Parma cumplieron sin ser su especialidad.
Reconocemos y aplaudimos siempre todo lo que se haga en favor de la ópera en México.

México D.F. a 16 de abril de 2013.

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