Quedo claro que el tenor mexicano Francisco Araiza es indiscutiblemente la mejor carta artística que ha dado nuestro país en el mundo de la ópera internacional por sus méritos demostrados en los mejores teatros del mundo y el trabajo realizado con los más grandes directores durante los ya más de cuarenta años donde ha transitado de forma triunfal y continua abarcando un repertorio increíble de obras que abarcan desde los origines del arte lírico con Claudio Monteverdi, pasando por el repertorio en que fue amo y señor insuperable de Mozart y Rossini donde destacó por su perfección técnica e interpretativa en ese repertorio que exige pureza de emisión, elegancia, respeto a la música y dominio de la técnica vocal más refinada y exquisita. Especialista en este terreno clásico quedan testimonios señeros que son ya referencia y cima en la discografía y registros videograbados que quedan como ejemplos invaluables y paradigmas en ese terreno.
Nunca se conformó el tenor en quedarse solamente en ese repertorio que le dio tantos triunfos y gloria sino que abarco nuevos senderos y horizontes distintos en la ópera italiana, francesa alemana creando personajes en la escuela Belcantística, verdiana, pucciniana, hasta algunos roles del verismo. También otra especialidad le ha valido un sólido reconocimiento como un cantante wagneriano, autor que ama desde su juventud y que siempre deseó llegar a esa música llena de dificultades que requiere profundidad y conocimiento a la par que fortaleza física y espiritual.
Habrá quien recopile todos los terrenos que ha recorrido el tenor sin olvidar su extraordinaria trayectoria como un gran interprete del Lied. Destacó siempre en ese campo de extremo rigor y pureza como uno de los más importantes intérpretes.
Como si todo esto fuera poco Araiza también es un respetado y notable maestro de canto pues reúne toda una vida de experiencia en los escenarios del mundo que transmite a sus discípulos y alumnos con apasionada entrega y amor a la cátedra y la docencia. Conocedor profundo de su arte es un pensador y un notable teórico de su arte en el que ha profundizado a fondo en el terreno filosófico y psicológico de ese mundo especializado de la estética musical.
No obstante todo ello jamás ha perdido la sencillez y bondad que lo convierten en un verdadero humanista cuya carrera ejemplar es un dechado de generosidad y entrega altruista.
El Homenaje que se le ha rendido en el Teatro del Palacio de Bellas Artes honra a la institución más importante de México en el terreno de la cultura y destaca que puede ser siendo como por mucho tiempo lo ha sido una casa hospitalaria que recibe con cariño a uno de sus hijos más preclaros.
La larga ovación y el aplauso de un público puesto de pie totalmente entregado a tan singular y dotado artista llegó a su corazón conmoviéndolo y emocionándolo al máximo. Saludamos al querido Instituto Nacional de Bellas Artes por este gran acierto de rendir honor a quien honor merece.
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