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martes, 25 de septiembre de 2012

"DON PASQUALE" DE GAETANO DONIZETTI.


“Don Pasquale”. Donizetti en Cuernavaca, Morelos.
Diversión a raudales. Bel canto.   Por Manuel Yrízar.



Valió la pena haber asistido al Teatro Ocampo a la función de la ópera “Don Pasquale” de Gaetano Donizetti. Una reconciliación gozosa de esta obra a quien se le hizo justicia. Al finalizar la función una señora que asistió a regañadientes pues alegaba, luego de haber visto esta obra en México, que era horrible, espantosa y aburrida. Que iba a verla bajo protesta. Que era perder el tiempo. Que lo que recordaba era desagradable. Cuando acabó la representación era una de las que más aplaudían y se sentía contenta y dichosa.



Y es que todo funcionó de maravilla. Un elenco de primer nivel. Una puesta en escena ágil, rápida, chispeante, simpática, divertida. Escenografía, vestuario, iluminación, maquillaje, sencillo pero adecuado a la propuesta. Una dirección musical que no desmereció para nada la adecuada sincronización de acción dramática y el respeto a la música del gran compositor italiano.



Los protagonistas, el cuarteto principal de bajo, soprano, barítono y tenor, cumplieron con creces su cometido y sobresalieron cada quien en su personaje logrado con dignidad y profesionalismo.



Destaco, por supuesto, una de las estrellas de la noche: Rosendo Flores, a quien este papel le estaba reservado para hacer una creación personal del viejo enamorado ricachón que ve su destino cambiado drásticamente por pretender, a edad provecta casi senil, casarse y tener familia. Su actuación fue extraordinaria. Dotado de una comicidad que le desconocíamos su Don Pasquale nos hizo olvidar por completo algún otro que habíamos sufrido y padecido. Su voz oscura y potente, de matices oscuros, afrontó las dificultades de las coloraturas con aplomo y agilidad. Se llevó merecidas ovaciones.



Deliciosa, plena de gracia y simpatía, la muy guapa soprano Claudia Cota, nos regala una Norina perfecta. Sus gracejos y desparpajos, sus mohines y desvaríos, su ingenuidad fingida y su carácter rebelde y terrible, aunado a un canto matizado y respetuoso de la dificilísima partitura, la hacen digna de elogio.



Jesús Suaste se siente como pez en el agua con su Doctor Malatesta. Lo disfruta enormemente y nos hace disfrutar a nosotros. Un personaje lleno de dificultades técnicas y vocales que lo hacen estar todo el tiempo en el escenario pues su participación de intermediario en la comedia lo hacen pieza clave y necesaria en la trama.



Saca adelante su papel del sobrino desheredado y al final quién se queda con la muchacha el tenor Óscar Roa. Voz ligera que no siempre atina las notas exactas y con desafinaciones constantes. Dificultades en el registro agudo.



Mucha gracia  y carcajadas constantes en su brevísima intervención como el Notario el tenor Héctor Arizmendi se lleva la escena en su falso leguleyo borrachín que “casa” ficticiamente a Sofronia y Don Pasquale.



La ORQUESTA DE CÁMARA DE MORELOS se va fogueando en la ópera.

El coro HARMONIA, reducido pero eficiente, seis tenores-bajos, y doce sopranos-altos cumplieron decorosamente en sus breves intervenciones.

LA Compañía de Ópera del Estado de Morelos, dependiente del Instituto de Cultura, se ha ido consolidando como una opción necesaria para llevar al público morelense estas bellas manifestaciones del arte. La continuidad del trabajo se antoja necesaria más ahora que entra un nuevo gobierno de izquierda que debe demostrar que el cambio verdadero es posible.

México D.F. martes 25 de septiembre de 2012.


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