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miércoles, 1 de junio de 2011

Tosca en Bellas Artes, por Mauricio Rábago Palafox


Reproducimnos la breve crónica que realizara nuestro amigo y miembro del Consejo Editorial de Crítica musical en México, a cuyo cuerpo recién se acaba de integrar José Noé Mercado. Como podrán observar nuestros amables lectores, las diferencias de percepción sobre una misma obra afloran inmediatamente. Ya tendremos oportunidad para referirnos a estas diferencias, las cuales, lejos de obrar en contra de quienes las emiten, le proporcionan al lector una perspectiva más amplia, diversa, de la que el oficioso unanimismo podría o desearía.


Tosca en Bellas Artes
Mauricio Rábago Palafox

Tosca (1900) es la cuarta ópera de Giacomo Puccini (1858-1924) de un total de doce que compuso. De éstas, sólo las dos primeras no triunfaron, las otras diez se representan constantemente en todo el mundo y son éxitos absolutos; baste recordar títulos como Manon Lescaut (1893), La Boheme (1896), Madama Butterfly (1906), Turandot (1926) etc., para constatar la eficiencia de este autor, considerado el legítimo sucesor del gran Giuseppe Verdi (1813-1901)

En 1889 Puccini asistió en Milán a una representación de la obra teatral La Tosca, de Victorien Sardou (1831-1908); se enamoró del poderoso drama y comenzó a bosquejar su nueva ópera. “Es una obra que parece escrita especialmente para mí” decía Puccini. Pero tuvo que esperar y componer primero Manon Lescaut y La Boheme antes de ver cristalizado su sueño de musicalizar la Tosca. Cinco años le llevó realizar la fantástica música que inmortalizaría el drama de Sardou, sintetizado y adaptado para la ópera. Sería muy interesante leer este original de cinco actos y 23 personajes. Puccini fue tan cuidadoso en los mínimos detalles, que para escribir el preludio del tercer acto que retrata musicalmente el amanecer en Roma, se trasladó a esa ciudad y durante varias mañanas escuchó atentamente y escribió la compleja urdimbre sonora de las diversas campanas que tañen simultáneamente, desde la gran campana de la Basílica de San Pedro hasta las pequeñas de las muchas iglesias vecinas. El producto de sus anotaciones quedó plasmado en su hermoso preludio.

La función del pasado 17 de mayo estuvo encabezada por Bertha Granados, dueña de una voz robusta y poderosa. Ha cantado este papel en varios teatros del extranjero y nos obsequió una Flora Tosca emotiva y vibrante, resolvió técnicamente de manera admirable las terribles complejidades vocales y actorales de este rol; cantar Tosca es uno de los sueños de toda soprano. Diego Torre cantó el rol del pintor Cavaradossi, tiene una voz grande y oscura casi baritonal, y las notas agudas de su personaje, célebres por difíciles, las resolvió con un aplomo y seguridad envidiables. Muy conmovedoras su arias, en especial la última donde se despide de la vida. El malvado y corrupto barón Scarpia, el jefe de la policía (¿será que es un requisito?), es un papel de lo más difícil de la cuerda baritonal, estuvo interpretado por Juan Orozco, joven pero experimentado en este rol, nos obsequió una actuación muy convincente y emotiva y supo dosificar su canto. A ratos lo tapaba la orquesta pero eso es imputable a Nikisa Bareza, cuyo trabajo es precisamente concertar las fuerzas sonoras, por lo demás estuvo brillante y acertado. Charles Oppenheim, el sacristán, gracioso, buen actor y mejor cantante, bella voz de bajo, sabe bordar los personajes bufos, lo disfruta intensamente y se nota. Un elenco formado sólo por mexicanos, excepto Bareza, casi todos exalumnos del mítico maestro Jaso. La iluminación de César Guerra, nada memorable. La escenografía de Ricardo Legorreta, pretenciosa e ineficiente: las almenas de la torre del tercer acto se tambaleaban al contacto de los policías de Scarpia. El Coro de Niños de Schola Cantorum muy bien como siempre.

Muy mal, hay que decirlo, que el teatro estuviera a la mitad de su capacidad, y eso es falla de difusión. Mientras no se difundan correctamente los eventos, tendremos teatros medio vacíos.

¿Cuánto costó al pueblo esta Tosca? Con teatros medio vacíos ¿cómo queda el balance costo-beneficio? ¿Se irá a televisar, a difundir por radio?

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