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domingo, 30 de junio de 2013

Ya chole, pero otra de don Ramón

Uno quisiera dejar el asunto por la paz, y ciertamente ya había decidido hacerlo, pero la realidad es pertinaz y ella decide a veces por cuales caminos transcurrirá el destino. Y es que a cada declaración de Ramón Vargas surgen respuestas y críticas, muchas veces severas. Él cree, en su visión distorsionada de las cosas, que sólo somos una minoría quienes le criticamos. Confunde nuestro derecho al disenso con ataques. No es el único. Recientemente un amigo me dijo que era una canallada comparar a Vargas con Hank González en su afán de autoprogramarse en Bellas Artes. Puede, podría serlo, pero no soy el único que le hace duros señalamientos. Desde sus mismas filas, es decir desde el orbe de los cantantes se le dicen cosas igualmente duras y terribles.
En sus más recientes declaraciones el tenor mexicano señaló su deseo de hacer audiciones nacionales para integrar el cuerpo de cantantes que puedan formar parte de los elencos de las obras a representarse:

"Lo primero que quiero hacer es dobles elencos por más oportunidades de trabajo y protección propia. Ahorita (en El Trovador) tenemos nada más una Azucena (Edineia de Oliveiras), la mezzosoprano o contralto que podríamos tener está fuera del País, no encontré otra, así como lo digo."

Su desconocimiento del medio en que va a desarrollarse como funcionario ha despertado el enojo y las críticas de sus propios colegas, a quienes difícilmente se les podría acusar de cualquier cosa, como señalamientos canallunos, tal y como me fue señalado a mí hace no menos de 24 horas por un querido amigo.

Para que no se piense que sólo yo soy un ojaldra resentido, y manteniendo el derecho al anonimato (o secrecía periodística) de las fuentes consultadas, reproduzco lo que en el medio operístico nacional se comenta con denuedo, ése que Ramón Vargas pretende dirigir.

A estas declaraciones del tenor mexicano un grupo no escaso de cantantes le han respondido con justo enojo, pues en ellas se puede observar un total desconocimiento del medio nacional. Tal como lo dijimos en el anterior artículo, si el maestro trabajara realmente en México en lugar de hacerlo desde Europa o Estados Unidos, como amenaza con hacerlo (¿se imaginan al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, despachando desde Múnich o Nueva York, como pretende Vargas?), en estos dos meses podría haber contenido los fuegos que por varios frentes ha desatado su abierta ineptitud y su conocida desconfianza hacia todos aquellos a quienes se supone va a servir.

Que haya dicho con total desparpajo que "la mezzo-soprano o contralto que podríamos tener está fuera del País, no encontré otra, así como lo digo", sólo demuestra su desconocimiento absoluto e indica porqué su fracaso como funcionario público es perfectamente previsible. A tales declaraciones una larga lista de cantantes han reaccionado con justa indignación y no escasa sorna.

Alguien incluso pareciera habernos leído la mente al preguntarse "¿en dónde y cuándo se llevaron a cabo las audiciones para los solistas de El Trovador?, ¿se publicó alguna convocatoria previa?, pues nunca la encontré; ¿o se continuará con la línea de invitaciones directas a favoritos? Y en realidad no solo no conoce a todas las mezzos, tampoco a todas las sopranos, contraltos, tenores, etc, que día con día nos hemos venido preparando intensamente para la gran oportunidad".

Allí mismo se puede leer lo siguiente, a manera de educada crítica: "no creo en el criterio de 'favoritos son los mejores' porque como en todos los ámbitos, también aquí hay atropellos, servidores públicos ineficientes e intereses particulares.. Ojalá en su carácter de funcionario público, independientemente al de artista con la misma realidad que en su momento usted vivió, ahora pudiese regular estas preferencias a 'favoritos' además de otras anomalías..."

En un tono más bien sarcástico, otro parece acercarse más a nuestra propia forma de expresión cuando al respecto dice "perdón pero, ¡pobre idiota! En verdad que lo hemos perdido... Ya quiero ver sus audiciones, puro atole con el dedo..." A lo que alguien más agrega: "Es increíble que vengan con aires de grandeza a 'renovar' la ópera y a dar 'oportunidades' cuando es la misma mercancía."

Uno de los señalamientos más concretos y certeros, muy similar a lo que aquí le hemos señalado públicamente al maestro Ramón Vargas, ciertamente en un tono más comedido, es el que reproducimos a continuación:

"Lo que vemos es el resultado de tener a un cantante (su excelencia como tal no está en discusión) que por más internacional y/o empapado en el mundo de la ópera que esté, no implica que sepa algo de administración pública. El señor, que como artista tiene todo mi respeto y admiración, qué sabe de política cultural; hay gente que siendo artistas han dado maravillosos resultados (porque en realidad se pusieron las pilas o porque Dios les ayuda), pero la realidad es que no saben y quizás no tendrían porqué saber cómo se manejan los organismos públicos 'aunque' sean los culturales. El señor Vargas debe decidirse entre seguir su carrera artística, ponerse a estudiar algo de política cultural o por lo menos lavarse las orejas para escuchar a quienes verdaderamente quieren y pueden hacer algo por la ya de por sí jodida política cultural de nuestro querido país" (énfasis nuestro).

Sin duda alguna el maestro Ramón Vargas parece empeñado en sembrar vientos para cosechar después tormentas. Quizás por eso no me sorprende hallar una admonición en tonos bíblicos a él dirigida: 

"No te equivoques Ramón, Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre sembrare eso mismo segará. Mejor arrepiéntete de tu mal proceder antes que venga el día malo y no halles para ti misericordia. Por mi palabra sucederá esto que he dicho."

Sin duda el maestro Vargas puede pensar que la traigo contra él. Su barbado bufón puede pensarlo también. Pero la realidad está allí, enorme como el Palacio de Bellas Artes, y él se niega a verla. Quiere buscar en el extranjero una mezzosoprano cuando la comunidad entera (incluyendo el club de fans del maestro) le grita a coro que esa mezzosoprano vive en México y se llama Ana Caridad Acosta. 

Pero es que es evidente, si Ramón Vargas dirige a control remoto desde hace dos meses la OBA, si toda su carrera ha transcurrido en Europa y Estados Unidos principalmente, es natural que no tenga idea de lo que su propio país tiene que ofrecer, y en particular a él como director de la OBA. Pero él cree que cuando le decimos que es más necio y obcecado que una mula dando vueltas en la noria lo estamos insultando o atacando; y con él quienes creen que destilamos amargura. ¡No, señores, no! Sólo le hemos dicho, en repetidas ocasiones y en todos los tonos posibles, que actúe como un funcionario en lugar de como alguno de sus personajes en el escenario; que deje sus bravuconadas; que deje de actuar como un virrey que sólo da cuentas a un poder allende el Atlántico; que vea a sus colegas mexicanos como lo que son: colegas que quieren ayudarlo y que tienen ideas dignas de ser tomadas en consideración; que recupere dos meses miserablemente perdidos por su desconfianza hacia sus compatriotas (¿así, lleno de dudas y temores piensa regir, maestro? Porque si así es, le espera un fin trágico, y más vale que, como don Porfirio, tenga a buen recaudo su Ipiranga ya listo) y les oiga, les atienda y les dé el lugar que ellos se merecen. Deje de creer que usted es un iluminado y que hay que empezar desde cero. (Ya su bufón anda maiceando y le canta la melodía que quiere oír, pero es como el canto de las sirenas, hay que huir de ese canto malnacido que parece salido del Nabucco de Verdi: "La nueva era apenas asoma con discreta timidez pero ya no será posible que la vieja estructura se sostenga por mucho tiempo. Una corriente renovadora está surgiendo y no será fácil pero no podrán detenerla." ¡No mami blu!!!!!!!!)

A nosotros, a mí, maestro Ramón Vargas, se lo digo con toda claridad, me importa un pepino realmente lo que usted haga o deje de hacer. Por mí que un meteoro caiga sobre Bellas Artes y lo haga polvo. Como dijo su bufón, con toda razón, a mí la farándula operística me importa un bledo; en cambio me importan los músicos y cantantes, esos a quienes usted parece despreciar olímpicamente imponiéndoles elencos, cantantes y hasta directores escénicos y orquestales (su cuate Sbra Dinic) foráneos, gobernando con abierto desprecio sobre un territorio infiel e indigno de sus nobles suelas. Descienda a nivel de tierra y recuerde esto, y recuérdelo muy bien cuando se vea al espejo: usted también es hijo de esta tierra, de esos nopales que asoman en la bandera tricolor; usted, aunque viva a toda madre en Múnich o en Turín o en Nueva York, nunca será un alemán o un italiano o un neoyorquino. Será siempre uno de los nuestros, un mexicanito que le chingó duro para salir adelante. No sea necio y déles esa oportunidad a sus demás colegas. De mí piense lo que se le dé la gana, pero de ellos no. Ceje en su obsesión virreinal de imponer sureverenda voluntad, escúchelos, recorra el país, entrevístese con quienes hacen ópera en los estados de la república, hable con todos los que tengan algo que decir, con todos los que tienen experiencias y aprenda algo usted también de ellos. Deje de pensar que usted es el Mesías redivivo que viene a fundar una Era dorada de la ópera en el país, y que sin su sabiduría la nación entera sucumbirá en el caos. Usted no vive en el país, y antes de esta aventura sólo ocasionalmente se le veía por estas tierras. ¿Qué le hace pensar que estando lejos usted sabe mejor lo que necesitan los pobladores de estas tierras? ¿Qué le hace pensar que sus ideas, por sí solas, van a sacar al país de la crisis? ¿Qué le hace pensar que su modelo de accionar es realmente renovador si en el fondo es totalmente priísta, extranjerizante, vertical y autoritario, y no conoce de modelos horizontales, democráticos y consensuales? ¿Qué le hace pensar que usted es mejor que sus predecesores? No sea necio, maestro, deje de serlo. Ya es tiempo. Actúe con la nobleza de sus personajes, verá que ganará más así.

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