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viernes, 26 de julio de 2013

Miente Ramón Vargas

En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse vocero sin paga del mandarín . . .

Miente con todos los dientes Ramón Vargas al afirmar que el Rigoletto del Teatro Bicentenario es una coproducción de la Ópera de Bellas Artes.

Pero el anuncio de la programación hecha por Ramón Vargas no sea más que un espejismo que algunos presenciaron en una rueda de prensa a modo, al viejo estilo priísta, y sin invitar a sus principales críticos: José Noé Mercado, un servidor, y curiosamente a todo el equipo de la revista Pro Ópera, de la cual Ramón Vargas es director honorario y a quien allí le aplauden desde un eructo hasta un do de pecho.

Conaculta e INBA trajeron al maestro Vargas desde Munich y no dijo nada que no hubiera dicho ya con anterioridad, por lo que su informe resultó del todo vacuo.

Avisó de la convocatoria del Estudio de Ópera de Bellas Artes. Como buen priísta, empieza a mostrar las zanahorias, y anuncia que hará un registro nacional de voces y que siguiendo el exitoso ejemplo de American Idol y Jennifer Lopez y Britney Spears, continuará haciendo audiciones a todos los cantantes del país.

Lo más relevante fue que el maestro Vargas presentó, SÍ, POR FIN, la flamante programación de un año de futuras funciones: lo que resta del año y a duras penas el principio del año entrante. Parturien montes, pues. ¿Qué hay de novedoso, de apantallador, de mentís a sus detractores, en esta programación? Esencialmente, nada. Ni siquiera fue capaz el maestro Ramón Vargas de dar una muestra de poder de convocatoria, e integrar los posibles repartos de las futuras funciones, y programar sin elencos no es programary por los títulos enunciados no hay la menor novedad con respecto a lo hecho por los que él denunció como sus malignos y corruptos predecesores (algunos de los cuales trabajan para él en castigo) que sólo calentaron la silla sin hacer nada. También agregó que "anualmente se realizarán tres producciones operísticas de primer nivel, que itinerarán [sic] en al menos 11 estados del país, con vestuarios y escenografías originales para su presentación en casi 60 escenarios fuera de la ciudad". Y más allá de los sueños guajiros del maestro, a quien de ninguna manera le estamos impidiendo trabajar, no se ve en sus primeras declaraciones nada que confirme que estemos ya entrando en la era dorada de la ópera en México. 

La programación presentada es sólo un listado de obras que podrían (sí, maestro, podrían) representarse en Bellas Artes, siempre y cuando el comité artístico la aprobase, lo cual no es muy difícil que suceda; pero usted, como los viejos priístas de antaño, quiso darle madruguete al comité artístico presentando algo que no ha sido ya no digamos aprobado, sino ni siquiera puesto a la consideración de es cuerpo colegiado, para imponer su voluntad sin consultar a nadie, como antes.

Por otro lado, con esta arrolladora programación muy a duras penas podría llegarse a las cien funciones de ópera al año que había prometido para Bellas Artes. Y si como dice el proverbio alemán, Dios está en todas partes (léase Ramón Vargas), pero el diablo está en los detalles, son esos detalles los que resultan más importantes, pues hacer cartitas a Santa Claus con anticipación, eso lo hace hasta Manuel Yrízar. Ahora ya no son sólo 32 teatros, como cacareó desde el primer día, sino ¡60!, ¡sí, sesenta teatros clase AA!, es decir sesenta teatros con foso, orquesta y coro en funciones, tramoya e iluminación en perfecto estado, como señaló en la malhadada rueda de prensa.

Desde que el maestro Ramón Vargas señaló que había 32 teatros para albergar producciones de ópera en el país le pedimos nos informara cuáles eran esos teatros, y ahora resulta que hay más del doble. A lo mejor para su próxima rueda de prensa, a la que esperamos ahora sí nos invite, nos enteramos que tal vez hasta en las Islas Marías hay varios teatros que serían la envidia de La Scala, ¡quién sabe! A lo mejor hay uno cerca de la casa ¡y ni enterado estoy!

Por otro lado, maestro, en su programación no veo el menor asomo de una auténtica visión artística. En un año de trabajo por venir usted propone apenas seis títulos a escenificar. ¿Ese es el huevo que estaba cacareando hace dos meses? ¿En qué se diferencia eso de lo hecho por sus predecesores? Más aun, no veo dirección artística en lo más mínimo. Para eso, hubieran dejado las cosas como estaban y nos saldría más barato. Porque todo lo demás, maestro, el Estudio de Ópera, las coproducciones, son puro atole con el dedo.

Más grave aún es que presenta, por sus pistolas, el trabajo ajeno como resultado de su pretendido proyecto de co-producciones, al afirmar, con la misma insensibilidad y arrogancia que ya le conocen sus colegas, que las funciones del Rigoletto en el Teatro del Bicentenario son parte de ese proyecto. ¡Ajá, cómo no! Miente cuando repite que es el resultado de su gestión en esta nueva época maicera. ¿Cuánto ha aportado la OBA a esta producción? Ni un clavo, salvo la promesa de que comprarán la producción para que vaya de aquí para allá. Eso no es co-producir, maestro, eso lo hace OCESA con todos los espectáculos que presenta en el Auditorio Nacional, pero no los hace co-productores. ¡Comprar no es coproducir!

Como si tal soberbia no fuese suficiente, trata de corregir el desliz a través de dos actos igualmente ridículos: 

Primero enviando un texto pedestremente redactado, de nueva cuenta sin la menor astucia literaria, sin un uso adecuado de un lenguaje institucional, para aclarar el asunto, y en el colmo de la idiotez institucional, lo envía vía electrónica a través ¿a que no saben de quién? Pues de su barbado bufón, Manuel Yrízar, desdeñando los conductos oficiales de Conaculta e INBA, mucho más eficientes, baratos y de mayor alcance que su nuevo vocero que sustituye en sus funciones, al parecer, a Plácido Pérez Cué.

Segundo, recurriendo a su periodista de confianza, Ricardo Pacheco Colín, para que esparza el Evangelio, la buena nueva que usted proclama, repitiendo, como Goebels quería, una y mil veces las mismas mentiras, pensando que así se volverán verdad irrefutable. 

Es vergonzoso que el maestro Ramón Vargas, funcionario y burócrata pagado con nuestros impuestos ciudadanos, utilice a un señor que no es absolutamente nada, como su perico barbado, que no tiene ningún título profesional de nada, para divulgar una torpe aclaración sobre la producción de un Rigoletto, como excusándose en privado, sobre el cual la OBA no tuvo ni tiene ninguna injerencia porque no ha habido una sola reunión con la producción del Teatro del Bicentenario en la que se haya discutido de las bebidas a ofrecerse en el inmueble, mucho menos nada que tenga que ver con decorados, elenco, escenografías, dirección musical, etcétera. Cero coproducción, maestro, el INBA no aportó ni el papel de baño. ¿Con qué cara se pone usted a anunciar coproducciones inexistentes, maestro?

Por otro lado, usted dijo hace poco en una entrevista que su labor se va a centrar en el estudio de ópera y en la presentación de este repertorio en los estados ("provincia" según usted, mostrando su desprecio lingüístico e ideológico al referirse de esa manera a los estados de la federación). ¿Qué no es su primera responsabilidad la Compañía Nacional de Ópera? ¿Qué piensan la orquesta, el coro y los pianistas que integran la OBA del giro que se ha dado a las responsabilidades de su flamante director? Si bien es un director ausente, por principio de orden deberían estar bien definidas sus responsabilidades y prioridades, pero es la fecha que no sabemos cuáles son estas. ¿Existe ya un acuerdo de colaboración firmado con los estados? Sería interesante saber en cuántas reposiciones estatales (o "provincianas") piensa apuntarse Jesús Suaste, que ahora le ha dado por sentirse verdiano, no obstante lo evidenciado en la lamentable Gala de RV, ¿Se vale? ¿es ético?

Con el Estudio de Ópera se piensa dar una formación a jóvenes cantantes que les permita prepararse para una vida profesional, eso suena muy bien. El campo de fogueo de estos jóvenes será, ¿por qué no? la provincia tan despreciada por RV. No se da cuenta de que los teatros y las orquestas también tienen sus propios proyectos, que a muchos les interesa desarrollar y dar oportunidades al talento local y crear sus propias condiciones de desarrollo. Una cosa es colaborar en conjunto con esas instancias y otra llegar y recetarles una imposición, con el más trasnochado centralismo, esperando la inmensa gratitud de aquellos que, gracias a su merced, están conociendo lo que sí es ópera.  

Ha trascendido que habrá una beca de $25,000 para cada uno de los estudiantes del estudio. (No se le vaya a ocurrir becar a su sobrina Lety.) ¿Con base en qué información se definió esa cantidad? Si no van a pagar por su formación en el programa del estudio, ¿cuál se ha pensado que será el destino de esa beca? Sé que la realidad mexicana es otra, pero, los estudios de ópera que quedan en el mundo no pagan, cobran o dan becas de exención de pago a los estudiantes. ¿Cómo deja este pago -en mi opinión excesivo- a cantantes profesionales que ya no tienen derecho a ser parte del estudio por su edad, pero que no resultarán afortunados en la elección de solistas de la OBA? ¿Qué piensan, nuevamente, los integrantes de orquesta, coro y pianistas de la OBA, que ganan menos que esta cantidad? En fin, ¿cuándo se conocerá el proyecto del estudio, incluido programa académico, planta docente, plan de estudios...? o ¿apenas llevan dos meses? (No sabe usted contar maestro, lleva casi tres meses en su cargo) ¿Qué pasó con los súper héroes de la ópera?

Y en un desdén nunca antes visto por director alguno de la OBA, el maestro Ramón Vargas llamó "sindicato centavero" al del INBA, enrareciendo aún más el ya de por sí complicado ambiente laboral que le rodea. Cuando este sindicato le muestre los dientes, recuerde que usted se lo buscó. No vaya a echarme la culpa a mí de sus yerros.

Maestro, no lo tome como regaño, pero usted debe disciplinarse y usar los canales de difusión institucionales a su disposición, aunque le caigan mal, en lugar de usar a su mascota o de andar pretendiendo crear un nuevo puesto. No invente el hilo negro, maestro. Y si piensa que soy su peor pesadilla, sepa que desde hace dos sexenios en este país, desde el Presidente hasta el funcionario de más bajo nivel, está obligado a la rendición de cuentas y a dar resultados inmediatos. Acostúmbrese a nuestros cuestionamientos.

Así que, maestro, la coproducción que anunció no es tal; la programación que presentó no es programación, entonces ¿a qué vino?






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