José Manuel Recillas
El día de ayer al mediodía, 23 de marzo de 2011, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de las Bellas Artes, se presentó oficialmente el programa del XXV Festival Cultural Zacatecas 2011, con la presencia del gobernador electo de ese estado y funcionarios culturales tanto de ese estado como del Distrito Federal y del Conaculta. La presentación la realizó el propio gobernador, quien de manera más bien extensa habló del pasado y del presente de este festival, mostrando que está bien enterado del asunto y que su conocimiento al respecto no era el fruto de una información reciente y superficial. Con amplitud señaló tanto el origen del festival como una semana cultural hace ya 25 años hasta la ampliación, en esta emisión, de actividades que se desarrollarán en los municipios del estado y no sólo en la capital del mismo. Se señaló la importancia que tiene para el estado la figura de Ramón López Velarde, ungido poeta nacional por Álvaro Obregón cuando en vida fue un poeta menospreciado (debemos a Gabriel Zaid, en Tres poetas católicos [Oceano, 1997] la reconstrucción de este suceso histórico), y de quien este año se conmemoran 90 años de su fallecimiento y los mismos de la publicación de "La suave patria", que fue repartido en una edición conmemorativa (tomada de la edición de las obras del poeta por el Fondo de Cultura Económica) editada por la anterior adminitración del estado. El gobernador hizo hincapié no sólo en los eventos del festival, sino en la importancia de mantener viva la herencia cultural de los principales artistas vivos del estado, razón por la cual el pintor zacatecano Rafael Coronel, celebrando sus 80 años de vida, permitió que una de sus obras más célebres y celebradas, El Tatsuán y la niña de Jerez, decorase el cartel oficial del festival.
Sin duda, la presentación de un festival cultural es un hecho de relevancia que amerita nuestra atención, y ese es el caso de éste. Además de la amplia exposición y presentación que hizo el gobernador, al final se presentó el video oficial del festival, en el que aparecen los prtincipales artistas que darán lustre al mismo, empezando por el concierto inaugural, el 16 de abril, que dará el tenor español José Carreras acompañado por la Orquesta Sinfónica del estado de México. Resulta notable que las actividades de mayor peso sean los espectáculos musicales, que aunque no representan la mayoría de las actividades del festival, son las más visibles y las que tanto el gobernador como el video oficial resaltaron. Frente al concierto inaugural, que reúne a una de las figuras internacionales más importantes del mundo de la ópera, llama la atención que el resto de los grupos participantes en este festival cultural (y hago énfasis en lo de cultural) no pertenezcan precisamente al ámbito de la cultura, es decir del ámbito pensante y propositivo de eso que llamamos cultura. Por supuesto, llama la atención la presencia de artistas como el dueto australiano radicado en Estados Unidos Air Supply, famosos por sus canciones melosas y baladas románticas de abierto corte mercantil. Lo mismo ocurre con artistas como el cantante español Raphael, a quien nadie podría imaginar en una festival cultural, hasta antes de esta ocasión. Lo mismo sucede con la mayoría de los artistas invitados al festival, como la cantante mexicana María José o el grupo español Jarabe de palo, a quienes nunca he escuchado, pero cuya imagen es evidentemente la de artistas mediáticos que muy poco tienen que ver con el mundo de la cultura (es cierto que hay una cultura "popular", entendida más bien como cultura pop, en el sentido estadounidense del término, y usado de esa forma por canales de videos como VH1). Me parece que es digno de celebrar la presencia del grupo de jazz Syro Gira, una institución del género, pero que no es precisamente un representante de cuestiones relacionados con la cultura. Apenas se les podría considerar en ese ámbito a artistas como Viola Trigo y, en menor medida, a la siempre repetitiva y poco inspirada Tania Libertad, o a la presentación estelar del cantante catalán Joan Manuel Serrat, quien fue presentado como la gran sorpresa del festival pues viene especialmente al mismo sin que su visita sea parte de una gira o algo similar. Y no es que uno se oponga a estas manifestaciones de cierta cultura musical, sino que al estar presentes como funciones estelares, se le resta seriedad tanto al festival como al hecho de que esos sitios que ellos ocupan bien podrían ocuparlos artistas de otra categoría, incluso nacionales de muy buen nivel, y tal vez incluso a un costo mucho más económico. Pero esta es una tendencia ya muy marcada de los festivales culturales del país, a la que incluso el Cervantino no escapa al presentar a engendros como Café Tacuba o Los tigres del norte.
Las actividades culturales en esta emisión del festival apenas recibieron alguna mención muy general, y hasta cierto punto es comprensible que no se hiciera más énfasis en la figura de Ramón López Velarde, habida cuenta de que ya hay dos premios literarios con ese nombre, además de las jornadas lópezvelardianas a celebrarse a mediados de año, y de que el uso, y a veces abuso de la figura del poeta jerezano podría parecer un exceso. Sin embargo, frente a la presentación y énfasis de las actividades musicales, es decir conciertos, la casi nula mención de actividades de otra índole como teatrales o literarias señala la escasa importancia que éstas tienen para los organizadores, aunque sabemos que son precisamente estas actividades menos ostentosas, menos llamativas, las que suelen dejar más huella. Y es que la diferencia entra actividades académicas (presentaciones de libros, conferencias, recitales líricos, cursos y ponencias) y los conciertos es bastante grande. Como se vea, los segundos pueden caer con demasiada facilidad en el terreno del entretenimiento. Las primeras, jamás.
Sólo nos resta esperar que esta emisión del Festival Cultural Zacatecas 2011, que llega ya a su primer cuarto de siglo con vida, sea todo un éxito por el bien de los habitantes de Zacatecas, así como por el empeño puesto por sus organizadores, en la esperanza de que en futuras emisiones el concepto de Cultural en su nombre se vea reflejado de manera más clara y abierta, y agradecer que no nos recetaron esta vez alitas asadas de alondra.
Sólo nos resta esperar que esta emisión del Festival Cultural Zacatecas 2011, que llega ya a su primer cuarto de siglo con vida, sea todo un éxito por el bien de los habitantes de Zacatecas, así como por el empeño puesto por sus organizadores, en la esperanza de que en futuras emisiones el concepto de Cultural en su nombre se vea reflejado de manera más clara y abierta, y agradecer que no nos recetaron esta vez alitas asadas de alondra.
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