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sábado, 7 de mayo de 2011

Sombras iluminadas. Theodor Wiesengrund Adorno (1903-1966), por Roberto García Bonilla

Theodor Adorno es una de las más importantes figuras intelectuales de lo que podría denominarse el Siglo de oro alemán, el cual abarcó no sólo las letras, como el conocido periodo español, sino también el resto de las actividades intelectuales y creativas del hombre: la filosofía, la sociología, la música, el teatro, el cine. La lista de intelectuales y artistas resulta impactante, y Adorno fue, en ese sentido, un moderno hombre del Renacimiento, para quien todas las actividades humanas, en especial las creativas y especulativas, resultaban fundamentales. Crítica musical en México se honra en presentar este breve esbozo biográfico-intelectual del gran pensador alemán preparado por Roberto García Bonilla, respetado investigador y crítico musical, cuya presencia y amistad, así como su presencia como integrante de nuestro Comité Editorial, nos honra profundamente, y quien próximamente tendrá una columna permanente en este espacio. La versión completa de este ensayo será publicado próximamente por nuestra revista hermana, Poetas en la web.



Sombras iluminadas. Theodor Wiesengrund Adorno (1903-1966)
Roberto García Bonilla


para Lorena Hernández Muñoz


Esbozar la figura de Theodor Wiesengrund Adorno no es menos complejo que introducirse a su obra de 23 volúmenes; ésta posee tal diversidad muestra un imbricado pensamiento, cuya comprensión es muy intrincada porque se funden todas las disciplinas que él abarcó, conforman un conjunto que no aspiró a la comprensión unívoca. No son pocos los problemas que enfrenta la imagen del filósofo y la lectura y la comprensión de su obra, que es inclasificable para los determinismos. ¿Fue músico, psicólogo social, sociólogo, musicólogo, o filósofo? Si la inmediatez apremia habrá que responder con sequedad que fue un filósofo musical con todas las armas que le confieren las demás disciplinas mencionadas. Si bien es demasiado aventurado afirmar que ante todo fue un músico, no deja de ser cierto que el mundo sonoro en todas sus ramificaciones siempre latió en él. Aunque ya alguien se preguntó "¿qué puede esperarse de un filósofo de izquierdas que tocaba el piano?”. Habrá que tener un poderoso oído y una capacidad de discernimiento excepcional para poder encontrar en la audición musical todo lo que Adorno escuchó y vio para concluir ideas como aquella que dice que en el material musical, que es un material histórico, está sedimentado el espíritu objetivo, el espíritu de la sociedad. Y que la música es la dialéctica entre la subjetividad artística y ese material.

Theodor Wiesengrund Adorno fue hijo único de Oskar Alexander Wiesengrund, un judío, comerciante de vinos adinerado. Nació el 11 de septiembre de 1903. Su madre, María, una cantante profesional, a su vez hija de una cantante alemana y de un miliciano del ejército francés de ancestros genoveses. Agatha, la tía del futuro músico y teórico, era pianista y acompañaba a la célebre Adelina Patti (1843-1919). Las dos hermanas fueron esenciales en la inclinación musical del futuro músico y teórico, quien antes de aprender a leer las notas ya podía seguir las partituras rehaciendo el sonido de memoria.

Adorno recibió el sacramento del bautismo católico, confirmado protestante; durante la década de los veinte sintió afinidad por el catolicismo por un breve tiempo; es muy probable que esa cercanía se debiera a la influencia del compositor, su maestro y guía, Alban Berg (1885-1935); finalmente no aceptó la metafísica religiosa. Es probable que las pugnas emotivas hayan llevado al joven a inscribirse en la Universidad de Frankfurt, años más tarde, como evangelista. Adorno fue ateo a lo largo de toda su vida. Teddie, como era llamado por la familia, creció en un refinado ambiente familiar. Su convivencia permanente con la música y su destreza ante el piano le confieren ventajas en el mundo de los adultos al niño Theodor, para quien tocar piano es sobre todo un placer. Juego, y arte se funden. A los 12 años toca la Sonata Waldstein de Beethoven, tres años más tarde estudia piano con Eduard Jung y en 1919 con Bernard Sekles, quien también fue profesor de Paul Hindemith.

Hacia 1914 muchos de los pensadores y creadores de Adorno tuvieron que ser reclutados y enviados al frente de batalla; Adorno no cumplía la edad necesaria y así tuvo que conocer el horror de la guerra. Mientras su país se recuperaba del holocausto, entre 1918 y 1919, Adorno estudiaba y en sus horas libres leía a Kant, bajo la guía de Siegfried Kracauer.

Al aprobar el examen Abitur, abandona el Kaiser Wilhelm Gymnasium e ingresa a la Universidad de Frankfurt que en ese momento recibe un fuerte apoyo de la república de Weimar, junto con las universidades de Hamburgo y Colonia. Los centros de enseñanza superior alemanes se inclinaban hacia la derecha. En Frankfurt se agruparon varios profesores con el marxismo, como Karl Mannheim y muchos profesores judíos innovadores. Adorno estaba rodeado del grupo radical de una universidad moderna.

Hacia los 18 años ya ha publicado dos ensayos, uno sobre el expresionismo y un comentario sobre una nueva ópera de su maestro de música Bernhard Sekles. En ese momento Adorno sigue buscando la compañía intelectual de hombres mayores que él. En 1920 conoce a Paul Hindemith y estudia filosofía, psicología, sociología y musicología en la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt entre 1921 y 1924; este último año se doctora sobre Edmund Husserl, dirigido por Hans Cornelius, neokantiano heterodoxo.

En 1922 Adorno conoce a Max Horkheimer (1895-1973); se iniciaría una amistad que luego se convertirá en una larga colaboración intelectual, por más de medio siglo.

Otra figura central en la vida intelectual de Adorno es Walter Benjamin (1892-1940); se conocieron en 1923 cuando éste visitaba Frankfurt. Sigfried Kracauer los presentó en el café Opernplatz. Es difícil sintetizar linealmente la relación entre ambos, pero sin duda Adorno fue marcado por el pensamiento del autor de Origen del drama alemán; obra que impresionó mucho a Adorno. La amistad entre ellos parece haberse enfriado por razones teóricas; Adorno modificó algunas posiciones que había heredado de Benjamin a mediados de los treinta y había rechazado la primera versión del estudio sobre Baudelaire (1938).

A pesar de sus diferencias tenían convergencias; ambos estaban de acuerdo en la crítica del historicismo progresista de Benjamin, así como en el lazo entre la fe y el progreso histórico y la dominación de la naturaleza. Asimismo compartían la idea de Benjamin de que "no hay un documento de la civilización que no sea al mismo tiempo un documento de la barbarie". Luego que se le impidió su entrada a España, Benjamin fue presa del horror nazi; se suicidó en Port-Bou —la frontera hispano-francesa— en septiembre de 1940. Con su muerte pretendió salvar su libertad y su dignidad. La muerte de Benjamin afectó profundamente a Adorno, quien después fue acusado de haber usurpado y dirigido el testamento de Benjamin, de hacer del archivo de obras inéditas una propiedad privada, de minimizar el interés marxista de Benjamin. Finalmente Adorno se defendió: la publicación en dos tomos (de las obras de Benjamin) representaba una selección.

En 1924 Adorno conoce al compositor Ernst Krenek y en la primavera del año siguiente escucha los tres fragmentos de Wozzeck de Alban Berg, que fue a Frankfurt a supervisar el estreno local; ambos establecen contacto a través del director de orquesta Hermann Scherchen. Berg acepta al filósofo como su alumno, pero fue hasta 1925 que Adorno viajó a Viena para tomar sus lecciones, antes tuvo que doctorarse.

Este encuentro marcaría profundamente al filósofo, quien un año antes de su muerte publicó una serie de ensayos que en conjunto hacen el análisis de la obra del autor de Lulú.

En la casa de Berg, Adorno conoce a grandes músicos de su época: Jasha Horenstein y Karol Rathaus, del círculo de música polaca; a Arnold Schönberg, a Anton Webern —junto con Berg, integrantes de la Segunda Escuela de Viena— y Eduard Steuermann. En este ambiente se respira cierto hedonismo y exquisitez envuelto de honda melancolía, que se refleja en el desgarramiento contenido en las obras del grupo. La filosofía "atonal" de Adorno se gestó en Viena; Adorno quedó muy impresionado por la insistencia de Arnold Schönberg (1874-1951) en la verdad contenida en su música, la cual encontró su equivalente lingüístico en las teorías de otra presencia significativa en la Viena de Adorno, Karl Kraus (1874-1936).

Las razones que lo motivaron a dejar Viena no son claras, pero se deduce que Adorno tenía demasiadas inquietudes y su trabajo como compositor no le satisfizo del todo; es curiosa, al ver su catálogo de obras, la coincidencia en las formas y las dotaciones instrumentales con la obra de Berg. La voz femenina parece haber fascinado a Adorno; no es fortuito que fue Wozzeck, una de las obras que más lo cautivaron. Esta fascinación sin duda tiene que ver con las figuras femeninas de su infancia.

Durante el verano de 1926 Adorno vuelve a Frankfurt y escribe —como crítico musical— en el Frankfurter Opernhefte entre 1925 y 1933: hace reseñas sobre las óperas de Krenek, además de comentar óperas como Wozzeck de Berg; analiza, también, música de Hindemith, Bertolt Brecht, Kurt-Weill, Leos Janacek.

En 1927 escribe una monografía sobre Kant y Freud para su habilitación, pero es rechazada por Cornelius debido a las connotaciones marxistas del texto. Entre 1930 y 1933 escribe cerca de cuarenta ensayos musicales.

El estudio de Adorno sobre Kierkergaard se publica en 1933, el mismo día en que Hitler (1889-1945) asume el poder. El nazismo despojó a Adorno de su cátedra en septiembre de 1933 yéndose a Berlín por seis meses; antes de abandonar Frankfurt fue director del Musikstudio Frankfurt. El Instituto Horkheimer fue uno de los primeros grupos intelectuales que huyeron de Alemania, primero a Ginebra y luego a Nueva York. Adorno se asila en 1934 en Inglaterra, donde permanece hasta 1937; ahí es conocido, sobre todo como músico y es reducido a la condición de "estudiante adelantado" en el Morton College de Oxford; vuelve a estudiar a Husserl y prepara el borrador de La metacrítica de la epistemología, una extensa crítica de Husserl, publicado hasta 1956. Escribe artículos para el Zeitschrift, "Sobre el jazz" (1936) —que publicó con el seudónimo de Hektor Rottweiler— y "Sobre el carácter fetichista de la música y la regresión del auditorio".

En septiembre de 1937 se casa con Gretel Karplus, hija de un fabricante de productos químicos berlinés; ella fue alumna de Max Born (1882-1970). De notable inteligencia y belleza, con el tiempo se convirtió en colaboradora de su esposo. Adorno no creía en el movimiento feminista, pues creía que primero debía cambiar la estructura social y posteriormente se alcanzaría la emancipación de hombres y mujeres.

En 1938 se traslada a Estados Unidos, junto con su esposa, donde inicia su carrera como sociólogo e investigador en ciencias sociales y su trabajo en la sociología musical fue fundamental; en noviembre se incorpora al Instituto de Investigaciones Sociales en la Universidad de Columbia; está rodeado de pensadores como Leo Löwenthal, germanista; Erich Fromm, y Herbert Marcuse. El instituto se dedicaba a los estudios marxistas.

Luego la Fundación Rockefeller le suspende el apoyo para su proyecto musical que había recibido en Oxford. Vendrán momentos de carencias económicas. Horkheimer había pedido a Adorno colaborar con él; el autor de la Dialéctica negativa escribió un ensayo para la revista del Instituto. Y en 1941 Adorno y Horkheimer escriben juntos la Dialéctica de la Ilustración, que muestra su desaliento sobre la forma en que la sociedad occidental había arruinado su potencial emancipador. Asimismo escribe sobre psicoanálisis en su temporada de California; asistirá al Instituto Psicoanalítico de San Francisco en 1944, aunque el nunca fue paciente del psicoanálisis. Adorno conoció la obra de Freud en 1927, en San Remo, y su examen para habilitación como docente probado incluyó las "Conferencias introductorias de psicoanálisis" de Freud. Entre 1941 y 1944 Adorno y Horkheimer trabajan estrechamente en un desarrollo más amplio de sus posiciones, ya mutuas, inspiradas precisamente en las últimas meditaciones de Walter Benjamin.

Adorno recibe su doctorado en filosofía, en 1942; colabora en 1943 en el Berkely Public Opinion Study con el psicólogo social, Nevitt Stanford. Y entre 1945 y 1947 colabora en el proyecto de personalidad autoritaria con el equipo de Berkely. En ese periodo escribe Mínima moralia, una vida estropeada (1951), esta obra muy nietzscheana —según Martin Jay— muestra subjetivamente y con ironía los dilemas del exilio permanente. Esta obra fue considerada el mayor logro artístico de Adorno; contiene apartados con argumentos teóricos, que después serían desarrollados en otras obras por el pensador, quien también expresó su temor de que el método de la crítica ideológica inmanente estuviera perdiendo su capacidad para ejercer una influencia verdaderamente crítica en el mundo. Anotó: "La diferencia entre la ideología y la realidad ha desaparecido". Alfred Schmidt señala que la reflexión en Mínima moralia es obstinada y amenazante. La comprensión surgió de la experiencia subjetiva y no de la totalidad social.

Adorno y Horkheimer regresan a la Universidad de Frankfurt en 1949; este último será rector de la Universidad Goethe entre 1951 y 1953. En ese momento Alemania se encuentra dividida en dos estados políticos independientes: capitalista, socialista; subdividida en cuatro zonas ocupadas militarmente. Alemania Federal por Estados Unidos, Francia e Inglaterra. Y Alemania Democrática, ocupada por la URSS. Entretanto Adorno viaja a Estados Unidos en 1951 para no perder su residencia en ese país; más tarde Frederick Hacker lo invita a colaborar como director científico de la Fundación Hacker en Beverly Hills, del verano de 1952 al otoño de 1953, realizando análisis psicológicos y sociales de la cultura popular. Su amigo Horkheimer le pide de nuevo que colabore con él y regresa a Frankfurt.

Las conferencias de Adorno eran un espectáculo por el formidable escenario que edificaba al hablar. Su voz era pausada; su aspecto era el de un hombre cansado cuya voz fascinaba a su auditorio. En la vida diaria cumplía con rigor sus horarios como investigador. Trabajaba tres horas en la mañana y tres en la tarde. Sus ensayos se los dictaba a la secretaria y cada página la revisaba y cambiaba de dos a tres veces antes de la revisión definitiva. Su círculo de amigos era selecto y reducido; con frecuencia asistía a las funciones de teatro, ópera y conciertos. Asimismo se reunía con sus alumnos en el Cafe Laumer. Era un refinado burgués, que en su oficina a puerta cerrada, era inaccesible. Cierta atmósfera de arrogancia se respiraba en torno a él, que fue premiado con la medalla Arnold Schönberg para Nueva Música en 1954.

En 1966 publicó Dialéctica negativa, que reúne muchos de los temas de su obra filosófica en una argumentación teórica —anunciada en "La actualidad de la filosofía"—; ofrece un análisis metacrítico de las ontologías idealistas y heideggerianas en nombre de una dialéctica antimetafísica de la no identidad que se oponía a la limitación y reconciliación. La Dialéctica negativa se ha considerado su testamento donde, además, señala que la identificación mente-objeto parte de la no identidad. Esta obra contiene, también, densas meditaciones sobre las implicaciones de Auschwitz para la metafísica así como para el marxismo. El texto fue visto por algunos estudiosos como callejón sin salida, el punto culminante de la tradición marxista occidental iniciada por Lukacs y Korsch después de la Primera guerra.

En abril de 1969 Adorno dictaba una conferencia "Introducción a la dialéctica" en la Universidad Johann Wolfgang Goethe; tres bellas jóvenes se acercaron hacia el conferencista, con las blusas abiertas, mostrándole sus pechos desnudos. En medio de la confusión, Adorno desconcertado agitó sus manos; las mujeres lo "atacaron" con flores y caricias eróticas; humillado, abandonó la sala de conferencias. Los estudiantes proclamaron "Adorno como institución está muerto".

El final de Adorno ciertamente fue trágico, "murió sin la cadencia final, sin la reconciliación armoniosa que tan insistentemente había negado su filosofía; el fin de Adorno —añade Martin Jay— fue quizás el apropiado para una vida dedicada a resistir al poder mortífero de la falsa totalidad". Cuatro meses más tarde el “simbólico parricidio” por desgracia se volvió real al sufrir un ataque cardiaco, cuando estaba por cumplir los 66 años. Theodor W. Adorno murió en un hospital de Brig el miércoles por la mañana del 6 de agosto de 1969, durante unas vacaciones en Suiza. El autor de la obra inconclusa Teoría estética, planeaba asistir a un congreso sobre música el siguiente mes. Adorno insistió en que la idea de una verdad científica no puede estar separada de una sociedad verdadera. Asimismo se opuso —en una larga polémica— sobre lo que Popper y sus seguidores consideraban la universalización del método científico, que el musicólogo consideraba errónea.

La obra musical de Adorno abarca alrededor de medio centenar de opúsculos en el cual predominan los lied con acompañamiento de piano. Destacan su obra para orquesta op. 4 —Seis piezas cortas (1929). Alban Berg observaría la importancia de las canciones, el Cuarteto y el Trío de cuerdas. Toda la música de Adorno fue atonal. Adorno escribió entre finales de 1932 y verano de 1933 el texto y dos fragmentos musicales de una ópera El tesoro del indio-Joe, basadas en Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain. En esta ópera hay una constante referencia a la niñez. El texto contiene sólo dos fragmentos de música; Adorno envió el texto a su amigo Walter Benjamin, quien respondió que el tema no le pareció muy afortunado porque creía que la infancia sólo puede evaluarse, alrededor de una excavación llenada con sangre del sacrificio. El músico, muy vulnerable a la crítica, se conmovió por la opinión de su amigo y no finalizó la ópera. Adorno no escribió más música desde 1945.

Adorno escribió sobre música en el cine; en California colaboraron Hans Eisler (1898-1962) y él para Hollywood (1940-1943). El resultado de su cooperación fue el libro Música y cine (1947), impreso únicamente con el nombre de Eisler. El libro se basa en las teorías y formulaciones de Adorno. "'La música escucha por el oyente', y el cine pone en práctica, conforme a la norma que dicta el trust, la misma dulzarrona treta de aquellos adultos, que al tiempo que les meten a los niños algo por los ojos no dejan de hablar a los regalados de lo mucho que ello les conviene, para terminar ofreciéndoles el más dudoso regalo [...] La industria de la cultura está modelada según la regresión mimética conforme a la manipulación de impulsos imitativos reprimidos". Eisler cree —al igual que Brecht— que la música puede ser activista, Adorno, en cambio, apunta al interior de la música; una crítica social será inmanente desde adentro de la producción artística, así, en la lógica interna de la música es una forma para detectar las contradicciones sociales.

Si es cierto que, como dice Martin Jay, Adorno fue un "ambicioso fracaso" (para quienes desean respuestas sólidas e inequívocas) no es menos cierto que el fracaso fue un estímulo de indagación que, en este caso, estuvo lejos de la esterilidad. En Adorno el fracaso alcanza la fertilidad, tangible en su obra. Theodor W. Adorno es un modelo de lucidez junto a una rigurosa depuración de los sentidos y contradicciones del hombre contemporáneo.

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