Falleció el compositor mexicano Daniel Catán, uno de nuestros autores mayores y el más prolífico autor de óperas del país. Crítica musical en México lamenta profundamente su fallecimiento y reprodoce un breve texto de Manuel Yrízar Rojas. Desdcanse en paz Daniel Catán.
Se me ha muerto como de rayo mi amigo Daniel Catán
Manuel Yrízar Rojas
Mi padrino Daniel Catán murió.
Es Humberto Terán quien me lo comunica por teléfono.
Agorero el ingenierazo institucional.
Lo puso Lázaro en Twitter.
Llamo a Lázaro: "Sí, se murió."
Me contesta antes de que le pregunte nada.
No sabe detalles.
Antonio Espinal me llama desde Los Ángeles.
Murió dormido en Austin, Texas, donde se presentaba su ópera Il Postino. Todavía ayer me confirmaban en Bellas Artes que la pondrían. Daniel Catán como muchos no fue profeta en su tierra. Me encabrona que se haya muerto así. Dulce muerte. Nos la merecemos. Nunca le dimos el lugar y el valor que se merecía. No nos merecimos a Daniel Catán.
Todavía recuerdo al berrichundo Gerardo Kleinburg encorajinado porque le pregunté por qué no se estrenaba en México, su tierra natal, Florencia en el Amazonas. Su estupidez fue la causante. No quiso contestarme por eso. Sí se estrenó en la Gran Ópera de Houston. Aquí nunca. Tampoco se han estrenado Salsipuedes ni Il Postino. Verdaderamente me encabrona la muerte de mi querido Daniel Catán.
Aquí me encontré un viejo correo que mandé hace años.
Es actual todavía.
Muchos han de pensar y decir Manuel Yrízar es un necio. Lo soy.
Verdaderamente me exaspera la injusticia y el desinterés de quienes supuestamente deben apoyar a nuestros creadores. Correspondería a CONACULTA y al INBA impulsar la cultura nacional y estimular las obras importantes que realizan los mexicanos. El caso del compositor Daniel Catán es sintómatico.
Del desdén con nuestros funcionarios que no funcionan y nuestras autoridades que nada autorizan tratan a nuestros músicos. Y no solo se trata de Catán. La lista es larga. Seguiremos insistiendo dentro de nuestros limitados medios para que vuelva a renacer la ópera en nuestra patria. Es una necedad necesaria. Lo lograremos.
Se me ha muerto como de rayo mi amigo Daniel Catán
Manuel Yrízar Rojas
Mi padrino Daniel Catán murió.
Es Humberto Terán quien me lo comunica por teléfono.
Agorero el ingenierazo institucional.
Lo puso Lázaro en Twitter.
Llamo a Lázaro: "Sí, se murió."
Me contesta antes de que le pregunte nada.
No sabe detalles.
Antonio Espinal me llama desde Los Ángeles.
Murió dormido en Austin, Texas, donde se presentaba su ópera Il Postino. Todavía ayer me confirmaban en Bellas Artes que la pondrían. Daniel Catán como muchos no fue profeta en su tierra. Me encabrona que se haya muerto así. Dulce muerte. Nos la merecemos. Nunca le dimos el lugar y el valor que se merecía. No nos merecimos a Daniel Catán.
Todavía recuerdo al berrichundo Gerardo Kleinburg encorajinado porque le pregunté por qué no se estrenaba en México, su tierra natal, Florencia en el Amazonas. Su estupidez fue la causante. No quiso contestarme por eso. Sí se estrenó en la Gran Ópera de Houston. Aquí nunca. Tampoco se han estrenado Salsipuedes ni Il Postino. Verdaderamente me encabrona la muerte de mi querido Daniel Catán.
Aquí me encontré un viejo correo que mandé hace años.
Es actual todavía.
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Muchos han de pensar y decir Manuel Yrízar es un necio. Lo soy.
Verdaderamente me exaspera la injusticia y el desinterés de quienes supuestamente deben apoyar a nuestros creadores. Correspondería a CONACULTA y al INBA impulsar la cultura nacional y estimular las obras importantes que realizan los mexicanos. El caso del compositor Daniel Catán es sintómatico.
Del desdén con nuestros funcionarios que no funcionan y nuestras autoridades que nada autorizan tratan a nuestros músicos. Y no solo se trata de Catán. La lista es larga. Seguiremos insistiendo dentro de nuestros limitados medios para que vuelva a renacer la ópera en nuestra patria. Es una necedad necesaria. Lo lograremos.
Seguimos recordando al gran compositor y amigo.
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